viernes, 22 de junio de 2007

"L" y no de prácticas

Desconocía hasta hace unos años, la posibilidad de hablar y de charlar, criticar, alabar y demás, debatir con familia de más allá de los… qué tontería, con la familia. No era Oviedo una ciudad que visitase yo, es más, hasta hace unos años, jamás la había pisado y siempre alababa Gijón, porque ¿para qué Oviedo? Si vas a Asturias vas a la playa… Pues señoras y señores, date que poco a poco, quizás la edad y quizás esa intención personal, tanto suya, como por estas latitudes de intentar juntarnos y no olvidar y perder esos lazos familiares, que nos llevó a coincidir en algunas visitas y comilonas, cenas de esas que siempre vas a recordar, y de esas que se dan poco, no las típicas bodas, bautizos, comuniones, pero que gustan de hacerse. No es que nos veamos mucho… más bien te diría que nada, pero hay algo especial. Es una parte de la familia que se quiere, que yo no quiero perder.
Charlábamos en una de esas convocatorias de comida y/o cena, sobre cosas variopintas, con mi… Dios mío, aquella vez estaba la futura notaria, pues tiempo hace, si, es verdad, y comprendí que era un señor interesante. Del que se podría aprender más allá de lo que decía. El tiempo me ha dado la razón y leyendo su blog, comprendo que aquella idea que tuve, quizás primera vez que lo vi racionalmente, y no bajo una lluvia de mil demonios, allá en Navedo, donde Charo fue a buscarnos en madreñas, y donde me di cuenta de que tenía una prima de mi misma edad, pelirroja pelirroja, y que cosas del destino, ahora tenemos cosas en común como el extranjero… Fue éste señor, marido de Pilar, Pili para los más arrejuntados, el que me aconsejó unas lecturas de un conocido suyo, un “Señor” con mayúsculas, García Amado, profesor de Derecho en León y escritor de hacer pensar más que de pasar el rato leyendo. Y fue así, leyendo lo de uno, y lo de otro, lo que me animó a crear éste Vytautas, tras una conquista sin igual del extranjero. Todo va encajando en ésta vida y ésta cultura, que si bien o para mal, va dejando año si y año también más sabias a las personas, más buenas, con más corazón. Por eso, y por lo que vendrá en un futuro, felicidades por los cincuenta y nunca cambies, Luis.

martes, 19 de junio de 2007

Vaya torito

Qué decir hoy. Un dia triste en España. Hoy sienten muchos más pena por una persona que apenas vieron en persona, que por el fin de la tregua, que por la victoria del Real Madrid en Liga… Hoy se nos fue un ídolo de jóvenes y no tan jóvenes. No era un rey, no era un príncipe, y tampoco alguien muy conocido por las pasarelas, o por algo cool como se lleva ahora… De mayores y de los españoles de pura cepa era muy conocido, y todos lo vimos como cantante, como actor... Todos le guardábamos cariño, algo dentro de nosotros se ha ido. Unas bromas cuando le imitaban, unas canciones exitosas en casettes de gasolineras… Una especie de “Elvis” meneando cadera en los coches como diciendo “taraviruvi”. Ya nadie cantará como lo hacía él, “el torito”. Hoy ha muerto el Fari. Mañana todos estaremos con la duda (¿Se había muerto el Fari?) Y sólo nos acordaremos de eso por lo que pudiera hacer de él la posible nueva película de Santiago Segura con su Torrente. Si antes era un ídolo, ahora será un mito. Van cayendo los buenos cantantes de antaño, y hoy más que en plena proyección se habla de “Menudo es mi padre”… Van cayendo los que vimos en su apogeo cuando éramos pequeños. Nos hacemos mayores, y la vida pasa para todos, pero ahora por lo menos ya sé, que hay alguien en el cielo, que de verdad, apatrulla la ciudad.

domingo, 17 de junio de 2007

Ordoño IX, campaña al Norte

Sin saber nada de eso, porque de eso hay mucho que aprender, y sin pensar que un día iba a ser tan fuerte, el amor podía llegar al corazón de Ordoño IX. Todos a su alrededor, en la corte, sabían de su última escapada a tierras astures, pero todos callaban aquello que lo llevaba a ir más allá, a esas tierras de lejana lengua romana, más, más antigua que el latín de nuestras calendas, cerca de Anfípolis, allá donde hubo una batalla y recogieron los escritos. Una tregua al mar, una tierra que se antojaba inicio de sátira cristiana…
Ordoño IX cortejaba a todas aquellas gentes que se cruzaban en su camino, foráneas doncellas y peregrinas de la cristiandad, y de sabios es presuponer que las andanzas alcanzan y mucho al poder, y éste bueno no iba a ser merecedor de críticas por no hacerlo. No obstante, plebeyos y cortesanos dieron por buena aquella visita de la corte de tierras que antaño vieron nacer la democracia. Otros aires dejaron en palacio, y otras verdades y proyectos se advirtieron en la ciudad, que pese a ser Reino, dejaba que desear el de sus antepasados; muestra de ello, la última batalla librada con un dictador venido del Norte pero que se hizo con poder en el sur, dejaron al Reino sumido en la olvidada tierra del noroeste, anexionada a quienes dieron vida nuestros reyes, y sólo con su historia, sólo con sus gentes, y poco a poco, sería olvidada.
La amenaza de reinar en las tierras por nuevas gentes se había alejado, y digamos que por aquel entonces el Rey campaba a sus anchas, pues nada, ni nadie, estaba disconforme con lo que salía de la Corte.
Pero el Rey tenía algo que guardar, algo que podría desquebrajar su amor, o hacerlo más poderoso. Una campaña al Norte, allá donde el reino de las nieves se lleva el alma de los fríos de corazón. Una amenaza que el rey en solitario iba a librar.

jueves, 14 de junio de 2007

Escribir un libro

Es duro escribir una historia y tratar de hacerla real. Es duro y a la vez interesante. Digamos que tenemos una base de que todo o casi todo irá influenciado por otras historias, otras lecturas que hayas hecho. Ya quemaban los libros en el Quijote haciendo una de las primeras críticas literarias. Libertad o al fuego con Palmerines y Tirantes… Digamos que yo presuponía una base de cuando era pequeño. Un mapa y unos límites, nombre de países y regiones imaginarias, de tierras de otros planetas, de otros mundos anteriores. Y cuando vas creando a los personajes, los vas modelando, te gustan, te dejan de gustar, los odias, los matas, los echas del libro. Borras todo donde aparece y vuelves a retocarlo. Tienes a otros personajes que se copian y no va a ser posible ponerlos, cosas del copyright, derechos de autor, de libros y aventuras anteriores. Se asemejan quizás a alguno que ya conoces de alguna lectura espontánea, de alguna película histórica de esas de tiempos de antes, que si, ya sabes que te gustan tanto. Hay que andar más espabilado y hacer algo singular. No pongas marcas, al garete con la identidad de personajes y tribus. Retocas otra vez la historia. Tienes una buena parte hecha, rehecha y masticada. Tanto que ya casi ni te gusta, y tras dejarla a varios amigos, te dicen y anotan cosas que la verdad, son obvias de quitar. No te gusta nada, así que modificas en tu libreta la historia, quitar de ahí ese problema, y al fin y al cabo, vas construyendo una historia que no se parece para nada a la idea original. Aún no has acabado el cuento. Relees lo que escribiste hace un tiempo y cambias algo. Eso te hace cambiar lo posterior, porque hará referencia y no sabes si será mejor escribir cosas sueltas o una historia compleja y entramada. Eso será, pero te lleva mucho tiempo. No sabes si meterlo todo junto, si será demasiado extenso, pero te surge la idea de una trilogía. Eso multiplica el trabajo, pero podrás añadir más cosas, hablar con más detalles… Andas detrás de un par de concursos que pueden premiar tu obra si al fin y al cabo algún día la terminas, o por lo menos puedes decir que la has presentado a algún concurso literario. Eso te da estima, te da ganas de escribir más y mejor. No tienes nada. Sólo de momento, un blog en el que pones tus ideas, tus pensamientos… Vale, te han llegado noticias de que lo lee gente variada, y con buenas críticas, pero no es más que un blog. Ojala pudieses escribir en un periódico, ojala en una revista… pero tú estás ahora en lo otro, en tratar de coser y enhebrar unos hilos de un libro que empezaste hace ya unos años, y que a día de hoy, varía como el tiempo, como la vida, al fin y al cabo, todo cambia, “panta rei”, todo fluye… ay de verdad… ¡Qué complicado es escribir un libro!

sábado, 9 de junio de 2007

Detalle del Libro I

(…) Se hacía el silencio en las tierras del sur. El mal avanzaba hacia ellas, y sin saberlo, allí donde los doctos y sabios hicieron crecer y florecer la cultura de los pueblos tras la pérdida de la Divinidad, habría de ser el escenario para que los unos defendiesen lo que tantas generaciones habían gastado en labrar, y los otros luchasen por ganar el medallón que otro mal mayor venía persiguiendo. Fueron tiempos duros, de miseria en el Norte, poco acostumbrado a la búsqueda en tierras de la Magna más que para enviar algún expulsado de sus abruptas tierras por hechos merecedores de muerte, pero que por buen hacer y sentir de nobles gobernantes, perdonaron la vida a quienes dieron frutos y genialidades en la isla grande de las verdades. Acarrearon los del sur tanta buena organización, que crearon envidias en las tierras frías, y tan fiel reflejo de verdad eran las de sus gentes, que militares y soldados defendían lo suyo sin ser jamás llamados feroces, ni malvados corsarios, sino órdenes de paz en una Era que todos sabían que estaba llegando a su fin. (…)

Detalle del Libro I de la Trilogía del Medallón de Poder

jueves, 7 de junio de 2007

Calor en el Norte

No hace mucho escribí unas líneas sobre la indecisión que ocupaba mi mente para con los días de éste verano si bien ahora se está ganando la credibilidad de ser verano, y no este frío y lluvia con que iniciamos Junio. El cambio climático está llegando. Se acerca sin apenas darnos cuenta, y al parecer los gobiernos no dan muestras de querer cambiar todo esto. Los dueños y responsables de una guerra fría en pleno deshielo se reunieron ésta semana para echarse en cara unos misiles y un “sigo siendo tu potencia enemiga”. Hablé con un amigo de toda la vida, que ahora saca sus últimos estudios en Dinamarca, y si bien aquí hace frío, en nuestra España soleada, de turistas y playas, allí fue él anteayer, en pleno Copenhague, en pantalón corto y sin chaqueta a la Universidad… Fue esto y una de las últimas oportunidades por no decir la última en los últimos dos años, tiempo en que Jorge ha estado en tierras normandas, lo que me llevó a tantear una visita. Punto y seguido, estaba confirmando el billete. Curioso y a la par extraño. Más caro es viajar de León a Madrid en autobús, que de Madrid a Malmö en avión. La vida no dejará jamás de sorprenderme, pues el día que deje, no será ya vida, sino muerte. Y es éste camino al que va la vida, ésta senda tortuosa, de humos y gases al exterior, la que podría llamarse Apocalipsis, y en buena parte diré, que tras Dinamarca y un campamento en León, Summer University de AEGEE incluído, inseparable en mi vida desde aquel viajecito a tierras de Alejandro Magno, bien conocido por postre de frutas variadas y una mermada y querente renacer Bulgaria (olvidada la idea de “Gran”), me sumergiré de nuevo en Grecia, volviendo a ver el ya familiar Licabetus, Acrópolis, viajando ésta vez a Corfü, que otros llaman Kerkira, y luego surcar el Mediterráneo hasta Patmos, allá donde San Juan, sin saber nada del cambio climático, escribió un fin del mundo, desde el propio Paraíso. Un regreso a León aguardando una llamada que finalmente me haga desempeñar lo que tanto trabajo me costó aprobar, y un verano resuelto, habiendo disfrutado con mis amigos allá donde no alcanza la razón de los que no salen de su casa, y sobre todo, echando de menos León, porque cuando más lejos estoy, más cazurro yo me siento.

lunes, 4 de junio de 2007

Oviedo

Allá donde hubo un inicio, y una reconquista… allá donde los príncipes cabalgaban entre montañas, como en los cuentos de hadas y amores de leyenda, donde doncellas y jóvenes mujeres jugaban entre los bosques y un par de regueros regaban las cosechas… Allá en el medio del monte, divisando la pequeña ciudad que ya de aquella era capital de su mundo, el palacio albergaba a cuanta fábula y gentío de cuento Becqueriano alcanza a entender vuestra merced. Aquel mundo de tierras de ensueño, con un mar cercano y unas montañas que lo rodeaban siempre cubiertas de nieblina, dieron a Oviedo un aspecto que hoy agradece toda estatua, pues toda piedra desea ser esculpida y mostrarse en Oviedo. Sus calles del Fontán, encerrando la historia medieval y calles atropelladas y cortadas, con un olor a sidra que se pega en los adoquines. Unas zonas verdes, peatonales, alejadas de los coches pero cercanas al gentío. Mundo culto, de paseos y tez bohemia, cayendo por sus cuestas, la que te lleva a Gijón, la que te alza hasta León. Suben y bajan las personas escuchando el himno del Principado porque suenan delante del parque de San Francisco unas campanas que te hacen tararear y sentirte orgulloso. Soy asturiano, carbayón o de la costa, pero soy asturiano. Asturias, Patria querida, Asturias de mis amores… Pues no hay sentimiento igual de la gente que conozco que querer ser español, pero siendo de aquí, de la vieja Vetusta, de los pasajes de la Regenta, de la encerrona civil, de un paraíso, de Oviedo.