sábado, 21 de abril de 2007

Tiene que haber de todo

Cuando puse hoy la tele, vi un montaje sobre una bajada de pantalones del hijo de Ana Obregón. Lamentable. Pero más triste que lo debatían con furia, y peor aún el que hizo la reconstrucción de los hechos... Bonito currículum. ¿Qué hiciste? Ná, bajarme los pantalones, enseñar los calzoncillos e imitar al hijo de la Obregón. Qué payasada. Tiene que haber de todo, y para eso está la nueva televisión de equis canales. Hoy me enteré que había uno de boxeo íntegramente al que conecta alguna vez Televisión de León... Ver para creer. Aturdido por lo de la tarde, e intentando ver España Directo, algo que se acerca al populacho y nos lo enseñan tal y como es, saqué en claro que las tardes en la televisión sirven para poner anuncios. Ogggg. Vine al ordenador y me senté a escribir unas líneas, que hacía tiempo que no entraba por aquí. Nada, estaba impactado con lo visto. Acabé tumbado en la cama leyendo... la Biblia. Dios mío, bendita lectura. ¡Qué aburrido estaría! Trabajo en colegio de curas, sí, pero para leer la Biblia una tarde de viernes, soleada, mientras la gente pasea o se toma cervezas en terrazas que salen poco a poco en éste viejo León, como las margaritas en unos días desde hoy, no. El caso es que ojeé después la revista del Círculo de Lectores, que llegó hace un par de días y no había servido más que para poner encima folios y bolis de promoción de la Expouniversidad, sin más Penas ni glorias que el dar la mano a éstos soberbios cazurros, Alcalde y Decano, que el miércoles visitaban, inauguraban y fanfarroneaban (sin CD promocional) sobre Universidad y sobre Ciudad, siendo incompatibles a vistas del ciudadano de a pie, con temas estúpidos como alumbrado, recogida de basuras y una bandera que no colgué porque no me apetecía, cabezonada. Tuvo la Expo más aceptación que la de Ponferrada, que Dios guarde muchos años en su memoria, pero los bercianos ya aguardan los Micrófonos de Oro, y los premiados los botillos...
Por eso, por la bajada de pantalones, por leer la Biblia, y el desmadre mental que pulula en mi mente, viaje a Madrid en busca de la Griega, y doce días de habla inglesa, me compré el libro del Evangelio de Judas... ¡Es que tiene que haber de todo!

viernes, 13 de abril de 2007

En Sofia también llueve

Atormentado. Sin saber. Todo el día escuchando tonterías sobre el cambio climático. Un día no hay más noticia en radio y televisión que el tiempo, calor, polos derretidos... Y al día siguiente como si nada, ni una mención mínima. Ni un breve comentario en un periódico local...
Puede ser, y quizás me doy cuenta pese a mi ignorancia en ciencias, horrores para sacar el quesito verde en el trivial, de que en tres días ha llovido a medio día, habiendo buena mañana, con manga corta estuve hoy, y tras una odiosa y repelente tormenta de lluvia fría, granizo y griterío infantil, volvió el sol a calentar. Y vínome a la cabeza aquellos tiempos en que estuve en Sofia, capital búlgara, esta semana de moda por traer a Stoichkov, bendito "8", al Celta vigués, más de fútbol, ale, en donde caminando de mañana a pleno sudor por aquellas garitas que aún están hoy, en el almuerzo nos llovía y a la tarde volvíamos a tener sol... Algo extraño, si. No entiendo nada. ¿Cambio climático? ¿Hemos traído a León el tiempo de Sofía? Quién lo viera y comentara ya ésto de juntar lo mismo que yo ahora en breves diálogos, como León Hebreo, Yehuda Abrabanel en su lengua, antes de la expulsión de Granada, bla bla en Nápoles cuando charlaba en sus locuras humanistas con Filón, y Sofía: Amante, y Sabiduría.

lunes, 9 de abril de 2007

Asco de deporte

Tres veces campeón del Mundo, de forma consecutiva, y ni aún así le dan una portada... No, lo más importante hoy es que sólo avanzó en su camino al título el Real Madrid... ¿qué me están contando, señores? ¡que aún es líder el Barça, y no hay más noticia culé que si Oleguer jugó en vez de otros dos! ¡Pues para eso está, para jugar! Y un piloto asturiano llamado Alonso vuelve a ser líder del Mundial de Automovilismo en buena parte por el trabajo de otro español, De la Rosa. El equipo español de tenis quedó eliminado por Estados Unidos... vaya por Dios, no estaba Nadal, así que no hubo tiempo de tenis en el telediario. Un chico llamado Daniel Sordo, ha sido tercero en el Rally de Portugal, sí, sigue habiendo Rally después de Sainz, y el combinado español de atletismo de 10000 metros se impuso en categoría masculina y femenina de la Copa de Europa... Sólo vemos el 2-0 del Real Madrid al Osasuna... Qué triste y manejable la información deportiva en España...
En un país donde si dicen Interviú sólo sabemos de una revista de chicas ligeras de ropa, y prensa rosa y tetas en sus páginas, un equipo, el Boomerang y de apellido ya citado, se alzó con un título de los grandes, que lo convierten en el mejor equipo del Mundo... pero de fútbol sala.
Empiezo a cansarme de escuchar y ver siempre noticias de fútbol, de un deporte que se está convirtiendo en fuente de ascos del populacho, que si bien va desengañándose en ir a los estadios, no ve más que fútbol y fútbol, millones, lesiones, y glamour en un deporte que abandona la idea de su nombre. Ya no es un deporte como tal. Ya no se juega a fútbol por diversión, sino por avaricia, con odio, nadie tira el balón fuera cuando un compañero se retuerce un tobillo y sólo luchan por estar en un equipo mejor, salir guapos en las fotos, y hacerse los duros ganando millones y millones, dejándose ver en pasarelas de modelos y fiestas de cocktail caro (perdón por la palabra, pero no es más que una mierda en una copa) mientras que otros subidos a una bici, otros jugándose la vida en una moto, y otros dejándose los pies en caminatas y entrenamientos no tienen más gloria que una beca de estudios, una ayuda de un patrocinador engañado, y ocupar una columna en un periódico local, allá donde nacieron, y quizás un suspiro de alguien, que está loco porque no le gusta el fútbol.

sábado, 7 de abril de 2007

A´la vuelta de Al-Andalus

No se si era sentimiento o sensación. Nunca supe diferenciarlo. Nunca sé, mas fuera lo que fuese, éste día lo sentí. Porque si bien llevaba sin verla varios meses, allí donde caminaba pensaba en regresar con ella, en explicarla, en guiarla, en besarla allá donde mis ojos alcanzaban.

Castigué a mi corazón y no sin ser ciego en Granada, sepa usted que es la mayor pena del Mundo, caminé buscando al moro de la canción, ese que vaga llorando por los palacios nazaríes, punto central de la candidatura española a las Nuevas Siete Maravillas, amén de pagar dos euros por voto, y del potencial estadounidense por situar a la Estatua de la Libertad entre éste bendito grupo que bien puede ser finalmente un grupy, los candidatos de África duro lo tendrán... ya veremos… Pero el moro tenía sus doncellas, ya que hablamos de eso, sus muchachas traídas de toda la España Cristiana, de lugares derrotados por la luna y señores que paseaban por allí donde Carlos V iba a situar su palacio para deshonra musulmana. Una mole horizontal, tocha, que afea lo curvo y ondulado modelado… Y así hicimos los cristianos también en el medio de la mezquita de Córdoba, otro de los lugares donde quise estar con ella. ¡Y qué vergüenza, qué cruzada! Y allí, en lo alto de la torre, el imán llamaba a la oración. Atraía a sus polos… Y subía a caballo, pues en la Giralda no hay escaleras, sólo curvas, y fatigas, si, y cansancio, y allí cuando ves Sevilla tienes las piernas medio temblando, y cuando otra vez estás abajo, el dedo gordo del pie se te sale del calcetín… Coges entonces una calesa, de arre caballo y paseo hasta Triana, el pueblo y barrio de nuestro Rodrigo, ese mismo que dijo ¡Tierra! Y no cobró los galones que los Católicos prometieron, pues Colón se adelantó a recibirlos. Y es el almirante quien reposa dentro de la Catedral, o eso se cree, porque si no sabemos si bien era genovés o de un pueblo hispano, cuatro soldados de época pujan una tumba, ataviados con las enseñas de sus reinos, unificados hasta que un político actual quiera desmembrarlo, y uniendo aquello que tanto costó a los leoneses. Y a ese cazurro que puja adelante, junto al castellano, le toqué un pie, y pensé en el pasado, no en la última vez que escribí, sino en tiempos de guerra, de Reconquista. Tarareando el himno de León, de mi tierra, cuán lejos estaba, a la vez que cuán lejos está ella, y cuán diferentes somos…

Brindé entonces con un rebujito, de vino fino y blanco, de aroma jerezano, porque la voladura de pensamientos en éstos cinco días había sido impresionante. ¡Qué rayada!