Hacía frío, había niebla, al coche le tocaba el cambio de aceite… pero era un fin de semana con gente de Aegee de toda la región… ¡Monta en el coche Carlos, que vamos que nos vamos, au au au au au!!
Además de que llegamos en un pis pas, porque esta yegua no es mi vieja yegua gris, cabe resaltar la parada con el Papa Noel de la estación de servicio, y el del Peaje Toll…curioso…toll… pero bueno, primero cogí los caramelos y luego cuando iba a arrancar me acordé… miré a la señora de la ventanilla, y la dije “qué hay que hacer, pagar… o…” jeje.
Una vez llegados a Madrid, nos fuimos reencontrando con antiguos amigos de borracheras pasadas, todos ellos de Aegee de las diferentes sedes en España, un holandés y un par de ellos de Oporto. Pagamos, y ale, al supermercao del Corte Inglés de Princesa, que a todos nos suena porque lo tenemos en las etiquetas de alguna prenda… y al Kebab… qué chungo es pedir un kebab… más chungo que pedir un McMenú, porque la gente lo quiere sin salsa, sin cebolla, no de pollo, sino de carne… qué curioso…
La fiesta estuvo chu chu chuli, tanto un día como el otro… apenas recuerdo nada, sólo el Chamán y… y… bueno, por eso pasaré a contar que la mañana del sábado fue de lo más entretenida, con charlas para aprender sobre diferentes funciones de Aegee… no sólo a bailar descoordinadamente, saltar a una comba imaginaria, hacer una carrera de sacos sin saco, otra de pingüino con rotura de pantalón… pero la tarde si que fue entretenida, con caso práctico, creando sedes ficticias de Aegee, preparando un evento, repartiendo cargos… Y luego a prepararse y fiesta de nuevo. Ésta vez en un pub algo piji, pero allí todos lo pasamos genial, qué buen sitio!! Ale, vuelta para casa haciendo el gamba en el metro… ¡qué sueño!
Y el domingo, cuando todos estábamos muertitos, más charlitas, unas pizzas que desaparecieron ante la hambruna del respetable, y la despedida prometiéndonos volver a realizar cursos de este estilo, hacer actividades con los socios de cada sede hacia nuestras tierras y ciudades, mucha pena de haber terminado un gran fin de semana, pero alegría y satisfacción de haberlo pasado genial, haciendo amigos, aprendiendo, no sólo la historia del castillo de Alicante, sino con la sensación de que todo servía para algo y de que la intensidad de todo lo hecho mereció la pena.
Gracias al Staff, grupo organizador, a los participantes. Todos hicimos que éste fin de semana, fuese el fin de semana del castor. ¡Grande Aegee!
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