Dijo un sabio, “me voy de vacaciones”. Ahora repetimos los demás. Asi es amigos, y si nadie lo remedia, no escribiré mis recuerdos buenos de verano hasta el día veinte de Agosto o alguna fecha más. Y no escribiré sobre los vagos, pues de ellos será mejor dejarlos caer, ya que no se asentaron en buen lugar del caletre. Y los buenos, por felice recordatorio, pondrélos por aquí de vez en cuando, para recordarlos y hacerlos memoria.
Tiempo atrás quedó el campamento del colegio, aquel que me dejó a las puertas y que me vaciló por querer ser uno de ellos. Agradecido estoy y bien saben quienes, y así lo haré saber, porque ellos confiaron en mí desde el primer momento. Mis intentos desde pequeño por seguir la trayectoria e ideología, sus hazañas del pasado en cuanto a hacer ver la luz católica a quienes profesaron otra, sus idas y venidas, destierros, dependiendo del gobierno, y un pasado personal cercano a la orden, cayeron cual plato en campo de tiro, herido, al escuchar el “no” y sentir que me habían vacilado, o más bien “había jugado conmigo”. Atrás quedaban todos buenos consejos y buenas palabras hacia mi persona y sobre esas mismas personas. Rectores, profesores y demás que depositaron en mí un voto, una amistad, y ahora una sóla persona las ha truncado. Ahora será tiempo de reflexión, de mucho pensar, de descanso, porque en "su casa" yo trabajaba, a "su casa" yo respeto... Tiempo ahora de contrastes y escuchas, atendiendo a los unos y a los otros, porque escuchar es de sabios, y dar oportunidades también. Quien no las da y no haga excepciones, que se vaya, por él no lloraré, como sí lo hice por otros. Oidme, por el mero hecho de un mísero papel, arruinador de esas selvas donde los de su orden viajaban (véase “La Misión”). No queda más que decir.
Tiempo atrás quedó el campamento del colegio, aquel que me dejó a las puertas y que me vaciló por querer ser uno de ellos. Agradecido estoy y bien saben quienes, y así lo haré saber, porque ellos confiaron en mí desde el primer momento. Mis intentos desde pequeño por seguir la trayectoria e ideología, sus hazañas del pasado en cuanto a hacer ver la luz católica a quienes profesaron otra, sus idas y venidas, destierros, dependiendo del gobierno, y un pasado personal cercano a la orden, cayeron cual plato en campo de tiro, herido, al escuchar el “no” y sentir que me habían vacilado, o más bien “había jugado conmigo”. Atrás quedaban todos buenos consejos y buenas palabras hacia mi persona y sobre esas mismas personas. Rectores, profesores y demás que depositaron en mí un voto, una amistad, y ahora una sóla persona las ha truncado. Ahora será tiempo de reflexión, de mucho pensar, de descanso, porque en "su casa" yo trabajaba, a "su casa" yo respeto... Tiempo ahora de contrastes y escuchas, atendiendo a los unos y a los otros, porque escuchar es de sabios, y dar oportunidades también. Quien no las da y no haga excepciones, que se vaya, por él no lloraré, como sí lo hice por otros. Oidme, por el mero hecho de un mísero papel, arruinador de esas selvas donde los de su orden viajaban (véase “La Misión”). No queda más que decir.
Con ese sentimiento me voy a Grecia, tierra de sabios. A meditar, a disfrutar bajo un sol que alguien ha querido negarme pese a luchar por limpiarlo para que otros se pongan morenos. Un viaje del que traeré una respuesta. Y vosotros la sabréis.
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