Habla del viento la estatua que perdió al marido en la mar, allí en la costa de Gijón. Habla de muerte, de soledad. De una pérdida que se llevó la mar, esa amada a la que cantaba Alberti, al galopar… Una soledad que sentía y que ninguna guerra ni persona se lo quitaría. Una pena que traen también las guerras, y ante ellas o con ellas, los gobernantes o dictadores. Unas ideas que bien acaban con hermanos, o con enemigos. Unas diferencias que alguna gente llama fascismo, y arma guerreros. Fascista llamó ayer Hugo Chávez a José María Aznar. Fascista. Toda la cumbre de los países hispanos de América, y la propia España se reunieron y escucharon a Zapatero defender el nombre de su enemigo idealista. Pedía respeto. Ponía postura de mitin, y se llenó de valor y labia habitual tras encararse el Rey de España con el "Presidente" de Venezuela y con la mano al alto gritarlo “Por qué no te callas”. Una sugerencia que de momento Chávez respondió dando razones y más y más elocuencia de estupidez dictatorial y falsas elecciones… Luego Zapatero lo dio una lección de labia, como él tanto sabe hacer, y la gente cerró su conclusión y petición de respeto con un fuerte aplauso. (El PP ya le criticó su política de exteriores... ¿no saben agradecer por una vez?) Ayer el Mundo entero comprendió una de las diferencias entre los países democráticos, y los otros (o falsos demócratas). Y lo entendieron aplaudiendo.
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