No hay dinero. Claro que no. Haber tenido un periodo de seis meses, seis, sin trabajo y de viaje para un lado y otro (subvencionados pero no al 100 %, claro) me dejó al borde del abismo. Ya estaban los números naranjas, no de esa cuenta de tanta publicidad, pero estaban mutando del negro hacia el rojo. Bendita beca que me dejará unos reales durante un tiempo hasta nueva orden o una nota. Pero a lo que vamos, que no hay dinero.
No hay dinero y se nota mucho en estas fiestas de San Juan en mi ciudad. Es verano y ya no llueve. La gente sale a la calle, pero no ve luces de colores. No ve colgantes repletos de bombillas como antaño. No hay ese ambiente de fiesta. Si, un elefante recorre la Calle Ancha hasta los pies de la catedral. Pero solo unas candilejas entretienen a los niños. Faltan esos libritos que toda la gente tiraba, pero que estos días hasta San Pedro te entretenían leyendo una y otra vez el programa. Incluso te enterabas de que había algún concierto escondido, o de pocos recursos y se daría en una plazoleta escondida en el casco antiguo. Te gustaba asomarte por aquel “Rock en la Cárcel”, ese “Tunning” en el Campus, una “Concentración de seiscientos”, leías el programa taurino, veías al famoso que presentaba un conciertillo en la Plaza Mayor. Mirabas con asombro cómo el Club de Hípica organizaba otro año más algo que ni sabes, ni te interesa, porque lo ves de muy pijos… Todo eso. Y algo habrá, pero no lo sabemos, porque nos faltan esos cuadernitos. Cantantes sin tanto relumbrón llegarán a la capital del antiguo reino y apenas llenarán la Plaza de toros…
Ayer estuve en la feria. Más de lo mismo (pero más amontonado) ésta vez en un antiguo desguace, ahí tras el estadio que no hace mucho tuvo a Shakira. Dos años. Otro gobierno local… ¿Se lo gastarían todo los anteriores y dejaron, como se dice, las arcas vacías, o es que realmente hay que recortar de cualquier parte?
Sea lo que sea, los puestos de clubes y asociaciones te dejaban tomar una cañita sentadito con los amigos, y escuchar una samba o una batuka mientras unas brasileñas, ajenas a lo escrito, se meneaban a su ritmo…
No hay dinero y se nota mucho en estas fiestas de San Juan en mi ciudad. Es verano y ya no llueve. La gente sale a la calle, pero no ve luces de colores. No ve colgantes repletos de bombillas como antaño. No hay ese ambiente de fiesta. Si, un elefante recorre la Calle Ancha hasta los pies de la catedral. Pero solo unas candilejas entretienen a los niños. Faltan esos libritos que toda la gente tiraba, pero que estos días hasta San Pedro te entretenían leyendo una y otra vez el programa. Incluso te enterabas de que había algún concierto escondido, o de pocos recursos y se daría en una plazoleta escondida en el casco antiguo. Te gustaba asomarte por aquel “Rock en la Cárcel”, ese “Tunning” en el Campus, una “Concentración de seiscientos”, leías el programa taurino, veías al famoso que presentaba un conciertillo en la Plaza Mayor. Mirabas con asombro cómo el Club de Hípica organizaba otro año más algo que ni sabes, ni te interesa, porque lo ves de muy pijos… Todo eso. Y algo habrá, pero no lo sabemos, porque nos faltan esos cuadernitos. Cantantes sin tanto relumbrón llegarán a la capital del antiguo reino y apenas llenarán la Plaza de toros…
Ayer estuve en la feria. Más de lo mismo (pero más amontonado) ésta vez en un antiguo desguace, ahí tras el estadio que no hace mucho tuvo a Shakira. Dos años. Otro gobierno local… ¿Se lo gastarían todo los anteriores y dejaron, como se dice, las arcas vacías, o es que realmente hay que recortar de cualquier parte?
Sea lo que sea, los puestos de clubes y asociaciones te dejaban tomar una cañita sentadito con los amigos, y escuchar una samba o una batuka mientras unas brasileñas, ajenas a lo escrito, se meneaban a su ritmo…
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