Suponiendo que haya pasado Nochebuena y el día de Navidad del 2008, te escribo estas líneas.
Habrá pasado, supongamos, como cada año. Tu madre y tu abuela llevarán días pensando en el menú, y si ahora es aquí, en nochevieja será allí. Como siempre. Bueno, como siempre desde que falta tu bisabuela, que antes os juntabais todos, y cuando dices todos, salvas introducir a los de la familia de León, y quedábamos los del pueblo… o los de los alrededores, pero no de la ciudad, no los de la finca, sino los de la huerta.
Aquellos eran años en los que jugabas con tu primo, tu hermano era pequeño, tu otro primo más pequeño, y nos pasábamos la noche del 24 deseando que llegase el día siguiente para ir a casa de Tía Chelo a por los regalos. Luego se fue dejando aquello, y el único sitio donde me venía Papá Noel desapareció.
Ahora esto es más diferente. Yo no lo siento igual. Faltando mi bisabuela, la familia se esparció, y cada cual corrió a sus casas, y las abuelas se convirtieron en las anfitrionas. Como cada domingo vamos a su casa, pues aquello era más de lo mismo, y por eso no se siente igual.
Atrás quedaron los juegos de cartas, las canciones, las pesetas y los duros cuando perdíamos. Lejos ya y casi olvidado ese olor a lombarda con las alubias de cena, el cordero y ensaladas, la tarta casera, las montañas de nueces, los turrones, con el especial para los diabéticos… los panecillos de entrantes mientras todos nos agolpábamos en la pequeña cocina de la Plaza Mayor, número 1... Aquellos años eran noches buenas y días de Navidad sin tele, sólo de charlas, debates, discusiones y risas entre todos, entre la familia…
Las tapas de todos en la Casa de Cultura se transformaron en un vino con tu hermano y padres. La comida fue un paso más que se acabó al final ante el empacho con el remate de la tarta y la otra sin poder probarla.
Una tarde en casa, tranquilo, relajado, sólo; terminando un informe a presentar antes de fin de año, y un viaje a las puertas, que me llevará a Grecia de nuevo, (desde hace más de un año que no piso aquello), pero un viaje necesario para desconectar de todo, acabar el año de una manera diferente a como viene siendo habitual, y recargando las pilas para un 2009 que llegará cargado y con alguna decisión importante que tomar (sabiendo que otras ya van llegando solas).
Feliz Navidad si es que fue feliz, y próspero año nuevo, de verdad. Por aquí dicen “Kalá Ejristujena”. Será que tiene que ser así…
Habrá pasado, supongamos, como cada año. Tu madre y tu abuela llevarán días pensando en el menú, y si ahora es aquí, en nochevieja será allí. Como siempre. Bueno, como siempre desde que falta tu bisabuela, que antes os juntabais todos, y cuando dices todos, salvas introducir a los de la familia de León, y quedábamos los del pueblo… o los de los alrededores, pero no de la ciudad, no los de la finca, sino los de la huerta.
Aquellos eran años en los que jugabas con tu primo, tu hermano era pequeño, tu otro primo más pequeño, y nos pasábamos la noche del 24 deseando que llegase el día siguiente para ir a casa de Tía Chelo a por los regalos. Luego se fue dejando aquello, y el único sitio donde me venía Papá Noel desapareció.
Ahora esto es más diferente. Yo no lo siento igual. Faltando mi bisabuela, la familia se esparció, y cada cual corrió a sus casas, y las abuelas se convirtieron en las anfitrionas. Como cada domingo vamos a su casa, pues aquello era más de lo mismo, y por eso no se siente igual.
Atrás quedaron los juegos de cartas, las canciones, las pesetas y los duros cuando perdíamos. Lejos ya y casi olvidado ese olor a lombarda con las alubias de cena, el cordero y ensaladas, la tarta casera, las montañas de nueces, los turrones, con el especial para los diabéticos… los panecillos de entrantes mientras todos nos agolpábamos en la pequeña cocina de la Plaza Mayor, número 1... Aquellos años eran noches buenas y días de Navidad sin tele, sólo de charlas, debates, discusiones y risas entre todos, entre la familia…
Las tapas de todos en la Casa de Cultura se transformaron en un vino con tu hermano y padres. La comida fue un paso más que se acabó al final ante el empacho con el remate de la tarta y la otra sin poder probarla.
Una tarde en casa, tranquilo, relajado, sólo; terminando un informe a presentar antes de fin de año, y un viaje a las puertas, que me llevará a Grecia de nuevo, (desde hace más de un año que no piso aquello), pero un viaje necesario para desconectar de todo, acabar el año de una manera diferente a como viene siendo habitual, y recargando las pilas para un 2009 que llegará cargado y con alguna decisión importante que tomar (sabiendo que otras ya van llegando solas).
Feliz Navidad si es que fue feliz, y próspero año nuevo, de verdad. Por aquí dicen “Kalá Ejristujena”. Será que tiene que ser así…
2 comentarios:
Será.
"y con alguna decisión importante que tomar (sabiendo que otras ya van llegando solas)...." toma indirecta Netcom! XD
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