Llevo dos días asistiendo a tres reuniones. Y en todas lo que te cuento: El pescao vendido.
Pérdida de tiempo 1. Cuatro pelagatos que pretendemos sacar derechos para nuestros compañeros tenemos enfrente un muro y un no saber cómo actuar dependiendo lo que dicte Rajoy cualquier día que le pete, y que desmorone reuniones, debates, cafés y redaccioes de convenios, normas, peticiones y solicitudes. Lo que hoy es blanco mañana será negro. ¿Qué podemos hacer ante lo que nos impongan si es que queremos conservar el trabajo? Sí o sí.
Pérdida de tiempo 2. Convocados para tratar unos asuntos en cuanto a una relación de puestos de trabajo, para más INRI, por la tarde. 30 de julio. Ni el tato por la plaza de la Constitución. Con retraso, cinco personas para tratar unos asuntos que están descritos en unos papeles que uno no sabía muy bien de lo que iba, otro ejerció de comercial para vendernos una moto política que antes vendieron cara y ahora nos la hacen ver como que es tan buena porque ellos así quisieron y otros tres ni los teníamos. Mal convocado. Malos trámites. Duplicidad de puestos y vices-cosas que siempre quedan con el culo al aire y sin respuesta. Más retraso. Unas hojas grapadas para aprobar y dar visto bueno de cara a una firma que habrá de hacerse el jueves. Cuatro días más tarde había que aceptarlo. ¿Entonces qué íbamos a hacer? Sí o sí.
Pérdida de tiempo 3. Convocatoria hoy martes, 31 de julio a las 11 de la mañana en el centro de León. Fecha y hora malísima. Lo sé. Tema a tratar, una futura plataforma sindical. Enterado del asunto al llegar al salón de actos cuando la prensa plasmaba el encuentro en fotos y en vídeo. Presentación de cuatro puntos que algunos empezaron a criticar. Máximo apogeo, cuando estalló el debate sobre el color y lema de las protestas. Y digo yo que si somos un pueblín que ha de asumir lo que digan en Pucela y a su vez ellos siguen órdenes de Madrid... ¿qué más podíamos hacer? Sí o sí.
Cada día estoy más asombrado de la cantidad de tiempo que pasa y se pierde en deliberaciones estúpidas, sin sentido y sin contenido. Tiempos vagos y metidos en sacos rotos de reuniones políticas, sindicales y de cualquier cosa. Palabras que no llegarán a ninguna parte. Pasemos a la acción, necesitamos un moderador o yo me duermo. La labor será la de evitar los bostezos, los movimientos constantes en la silla buscando posición para no dormirse, la de impedir que se divague, que se deambule por pensamientos que no vienen al cuento... y que al final, al salir de la reunión, los asistentes no tengan la sensación de haber perdido el tiempo, o no tengan claro el objetivo y soluciones que se han buscado. ¡Qué cruz!
1 comentario:
Para las gentes bienintencionadas, el funcionamiento del rollo político y sindical es decepcionante, pero es lo que hay.
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