Cuando estas inmerso en plena conquista de Oco por los
fraters y melesos de Terravera te olvidas del resto del mundo. Un mundo alejado de toda realidad. Tu mundo, el de tu cabeza. Y no quieres más. Aquí eres feliz.
No quieres saber
nada de política, ni de deporte. De disculpas que acallan críticas, de
encarcelamientos, de liberaciones. No quieres oír penas, robos, chantajes y
manipulaciones. No quieres escuchar cifras de desempleo, ni provocaciones de
unos y otros. Jueces que se hacen famosos, un Rey que pierde adeptos, millones
por un jugador que parece un dios, el Papa por Sudamérica, cierres de empresas,
subvenciones que no son lo que eran, accidentes, manifestaciones, enfermedades,
muertes, desolación…
Ciérrenme en una sala con mi ordenador, mis libros y mis
historias. Déjenme con Malastera, con el Gran Verón bajando con su guardia desde
Las Piezas, con el Guardián del Lando embarcando en el puerto de Goma, los
faros de Kindoria, la Isla de los Piratas, el Mar de la Tempestad, las Cascadas
de Carioco…
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