Se sale de ético aquello que se sale de la costumbre. O así decían los griegos y el tiempo lo mantuvo, como tantas otras cosas, como es costumbre. Marina hizo a los náufragos, lo que Savater, un planetario, para Amador. Nicómaco reunió las felicidades, virtudes, voluntades… de Aristóteles, su padre, amén. Reunir lo del padre… buena costumbre. Kant la dispuso en uno de esos títulos que hacen suspensos de bachiller, como de costumbre. Para Ortega era vital y la de Adela, mínima. Eco preguntaba sin escuchar respuesta sobre el fin del milenio. Miedo, como antaño, como era costumbre.
Pero el terrorismo sale a escena, como de costumbre. Tirando por el suelo todo aquello que escribí. Adiós los códigos de buenas maneras. Por que si lo ético es costumbre, ¿es ético atentar?
Pero el terrorismo sale a escena, como de costumbre. Tirando por el suelo todo aquello que escribí. Adiós los códigos de buenas maneras. Por que si lo ético es costumbre, ¿es ético atentar?
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