domingo, 16 de septiembre de 2012

Con la música a otra parte



Desde aquel ruso llamado Dima Bilan haciéndonos creer, aquel otro violinista guapetón noruego en 2009, la sosa alemana un año más tarde, aquella balada de Azerbaiyán 2011 (vete tú a saber por qué) y la actual y discotequera Euphoria, nos han llevado la música a otra parte… ¿Sabes de lo que hablo?
En nuestra España cada vez más cañí, barriobajera y desconocida, se suceden los acontecimientos cada vez más asombrosos y brindamos con copas y sacamos el champán de las celebraciones boicoteando, por cualquier enfurruñamiento, el cava catalán al ver a dos que dicen ser amigos, por ejemplo, ganar el mismo premio dos años más tarde. Los agasajamos, los damos sobre valor, casi mitos del deporte, ganando unos salarios que daría vergüenza y estar en los mejores equipos y sobre todo, tener detrás a una prensa a quienes cayó bien desde el principio. Xavi, Xavi ¿unas palabras? ¡Qué majo! ¡Eh Iker! ¿Una foto? ¡Qué guapo!
Me pregunto yo desde la ignorancia y el no saber, el por qué de este galardón… Mira que hablando con otra gente tampoco se lo explican, y entonces, ¿quién lo decide? En el jurado está aquella tenista, Aranch… no me digas más.
Si los Premios Príncipe de Asturias quisieron alguna vez ser internacionales, ganar prestigio y quizás lograron levantarse después del rechazo de americanos y otra gente que pasó de ellos por cutres y sin sentido, este año se han consagrado.
Si alguna vez quisieron parecerse a los Nobel, jamás llegaron a su objetivo “querer parecerse”.
En España parece que sólo hay fútbol. Fútbol, tenis y baloncesto. De segundones quedaron los del Comité Paralímpico y si los Premios del hijo del mataelefantes premian a la superación, no creo que la amistad de estos dos tíos se acerque si quiera a la primera gota de sudor que pueda caer de la frente de cualquier deportista paralímpico, español o internacional. Nada.
España está cayendo estrepitosamente. Está perdiendo ideales, modos de vida, pensamientos y todo aquello por lo que lucharon nuestros padres. Desde arriba nos están empujando. La corrupción de las clases altas embrollan al populacho, que veía incrédulo el escándalo. Ahora es el pan de cada día.
Y en Europa, en el Mundo, no nos ven más que con ese toro, ole ole, paella, hola amigo y hasta luego, buen camino. Y los que van más allá verán que estamos cayendo al pozo. Agárrense fuerte que vienen curvas. El rescate está al caer y con él, las decisiones de gente ajena a nuestras costumbres que harán olvidar al auténtico español, aquel que perseguía a las suecas siendo el hazmerreir de las rubias. ¡Pero era español!
Por tanto seguiremos rozando el límite de la desgracia, sobreviviendo desde entonces con el éxito de nuestro ChiquiChiqui, que al fin y al cabo es de lo poco que ha dado sonrisas en la cara de los españoles en los últimos años viendo la línea en la que nos movemos… porque por entonces, hace algo más de cuatro años, nos libramos de aquel primer momento de rescate cuando otros se embarraban en el lodo y fango que es Europa, teniendo que atender a esos países que tenían por imagen festivalera e internacional un pavo de marioneta llamado Dustin o unos años más atrás, aquellos griegos galácticos deletreando aquellas palabras mágicas: S.A.G.A.P.O.

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