Estuve por Oviedo este fin de semana. Si, de nuevo en Oviedo. Pero esta vez el motivo iba más serio que veces anteriores, aunque la juerga se superaba por momentos y las caras alrededor de esos mareos típicos tras marcar 121 culines de sidra en mi mesa del Master cerca del Campoamor fuesen los mismos que otras veces. No he de decir que fuese mesa individual, o mesa con un par de amigos, pero si que apresentábanse en ella gentes hispanas entre los que destacaron pulsando el botón Chema y Melou como cabecera junto a la boca escupitória, Alberto y Jorge de Santander, que les va eso de hincar el codo en fiestas aegeras, y Víctor, Javi y el que escribe por parte de León, que bien conocemos el arte curativo de la sidra (entre otras, es fruta y cura las penas).
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Habíamos llegado el viernes, donde nos recibieron en una de las aulas de la antigua universidad, ahí, de la Gorda, subiendo hacia la Catedral, en ese mismo edificio iluminado por focos desde el suelo, donde aparece un “400” por el aniversario de la Universidad en Vetusta, y que bien sirvió de bromas contando de que si eran “300” los espartanos, “400” son los asturianos… Entre otros, Antonio Masip, que fue alcalde de Oviedo al poco de nacer yo, y ahora es eurodiputado, una persona entrañable, que ha vivido y del que se aprenderían más de un par de cosas en cuanto al mundo de antes y actual, una responsable venida del propio Ayuntamiento, el vicerrector de Extensión Universitaria, Javier Mato y Enrique Pañeda, profesor de Económicas y director del Centro de Documentación Europeo de la Universidad de Oviedo, con quien pude hablar durante la cena y con el que estuvimos debatiendo los problemas de León y su proximidad a Asturias, así como el buen trabajo de AEGEE como asociación europea.
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Una cena posterior en un restaurante de un chico que dicen fue compañero o discípulo de Ferrán Adriá, animó al gentío, personajes venidos de toda Europa, que han estado del 4 al 13 de Enero de 2008 interactuando y aprendiendo a trabajar en equipo, utilizando medios que aplicar en eventos en sus propias asociaciones y sedes del viejo continente. Un sábado de paseo por Parque Principado, Ikea, perdiéndome en la librería de Fnac (cayó al bolso “Una breve historia de casi todo” de Hill Bryson). Una subida al Cristo, que no es de Río de Janeiro, pero se asemeja, y al que no subía desde que la prima Charo, aprovechando una visita nuestra hace unos años, aquellos en los que se dejaba ver por Navatejera, dejó allí unas flores por estar oteando siempre desde allí la ciudad el tío Jesús, el de “Me cagüen la pastora”. Una parada abajo, en San Miguel de Lillo, y bajando más en Santa María, explicando al bueno de Testera las claves básicas para entender las razones arquitectónicas, y el por qué de esas formas a sabiendas del tiempo en que fueron construídas y quién era Ramiro I. Aunque quizás él prestaba más atención a una rubia americana que se dejaba hacer fotos por aquella ladera del Naranco. Luego paseo y despedida de él y Jorge en la estación de autobuses y camino del restaurante que otrora presenta serpientes en Gascona y del que ya di buena cuenta.
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Domingo relajado, a dormir la fiesta de “Mon” y “Sal si puedes”, despedida de la buena gente ovetense y hecho realidad que la prima y yo tenemos problemas para encontrarnos y vernos media hora, así que autopista a León, porque hace mucho frío, y Pajares en estas calendas siempre tiene nieve.
3 comentarios:
Y en ocasiones "me cagüen la pastora imperial"
se te olvidaron los chupitos fosforitos que me tumbarons... cabron!!!
bueno que chupitos si en la cena ya estabas pedo....eso para mazocienta.
a ver cuando bajamos los de Oviedo al húmedo ve que no digo León...es que yo voy a lo que voy....
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