lunes, 28 de julio de 2008

Zarpa del puerto

Se trataba de un barco a la deriva, de un barco que surcaba los más temibles mares. Era un barco de batalla, de guerras sin fin. Sus tripulantes habían combatido allí donde unos llaman de un modo y otros a su forma. Montañas que vieron desde cubierta, gaviotas que morían en pleno mar y olas que a punto estuvieron de hundirlo. Islas casi desiertas, nuevos mundos que descubrir. El navío era un amor. El amor era el suyo.

Piratas acosaron el barco, y con valentía salió ileso. Cañones por banda, olas por proa. Asalto a media mar y en tierra de viejos reinos. Allá donde iba el barco, una senda dejaba tras de si. Dragones de mar y náufragos sobre dos tablas. Un puerto, y otro puerto, y el barco que los unía. El puerto los separaba. El navío era un amor. El barco era el suyo.

Tempestades superadas, maremotos que llegaron a costa. Una botella con un secreto. Un mapa del tesoro. Un tesoro conseguido. Un amor, el tuyo y mío.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya crack! me prestó mucho el final.
Carba

Anónimo dijo...

genial