domingo, 28 de octubre de 2012

Mi región olvidada




El otro día, de esto que abre el Facebook y te viene lo que cuentan tus tropecientos amigos, vi un cartel reinvindicativo para unir las dos castillas. Piqué ahí para verlo y descubrí que León no estaba. Toma ya, ni León, ni Zamora, ni Salamanca. Qué cosas, tú. Qué cosas. La única región aniquilada y endosada a otra en aquel entonces. Decían los manchegos en el cartel, que desde que los quitaron Madrid, todos se fueron a pique. Mira tú por dónde, como que aquella división sería buena... Hoy nos justifican que aquello era un correcto y buen reparto de tarta, pero se nos está indigestando…

Demasiadas autonomías, diferencias en el pasado que hoy intentan borrar… comunidades de una provincia y otras de ocho y nueve. ¿Es que no pensaron en esa desigualdad? En los periódicos nos hacen ver cosas que hay por la autonomía, sí, muchas, un sentir de Villalar, una esperanza de futuro… esas reuniones y debates políticos de gente que dice nos representa. Al fin y al cabo no hay unidad. No hay similitud en nada. Todo va a parar al centro. No sólo nos quejamos los cazurros. Claman al cielo los palentinos en tierra de nadie, los segovianos y abulenses, más madrileños que castellanos. Soria… lejos, sola… Y por el contrario vemos un florecer de los nuevos ricos, los burgaleses, vaya casualidad, la tierra de Herrera. 

En estos tiempo que corren surgen opiniones independentistas de Catalanes con bandera aragonesa, vascos, los de toda la vida, y a parte parece que están los valencianos, los gallegos… Se piden votaciones, un referéndum… Yo no había nacido, pero dice mi padre que a él no le pidieron votar si queríamos estar con Castilla, o quizás con Asturias, más puntos en común. No. A él se lo impusieron, como a todos. Esto es así y punto. A resignarnos y a esperar y a depender de un gobierno autonómico que no convence en estas tierras, y que provoca división y separatismo. 

No digo con esto que nos den ya la autonomía, sino que se sienten y vean el mapa de España. Pero que se sienten entendidos, no políticos. Aunque no habrá más remedio que sea así. Que se valoren algo más que los intereses de quienes no han hecho carrera y están ahí por suerte. Que se valore el pasado, orígenes, momento actual, dependencias, comunicación… Que reajusten el modelo de autonomías, que se equiparen todas. Que no haya espacios vacíos y que se haga con cabeza, no mirando en el bolsillo. Es un primer paso, tener intención de hacerlo. Mientras tanto seguiremos pensando que Burgos hoy por hoy es la cabeza de una Castilla que engulle todo a su alrededor en un estómago pucelano, para cagarlo en mi tierra, en mi región olvidada. En el medio de la nada.

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