La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir. Y sobre ello jugaban a parlotear 3 personajes del mundo deportivo español.
Vicente del Bosque, siempre dando ejemplo, muy correcto, con la imagen grabada sobre el bus de los campeones del mundo adentrándose en Madrid junto a su hijo con síndrome de Down. Un señor un galán, siempre elegante, de respuesta ejemplar y enemigo del chismorreo. Marqués hecho por el Rey, por España y por todos nosotros en plena euforia balonpédica.
Pepu Hernández, que de poco saca un tesoro, que se sobrepone a cualquier caída y que se debió a lo suyo, a su empeño y su coraje para atender a la cita con la selección en vez de asistir al entierro de su padre. Un hombre a tener en cuenta por lo que dice, por lo que hace y por lo que es.
Valero Rivera. Sin vergüenza, de pena. Aprovechado y pelotero, que desatiende al nivel general para atender al particular. Que siendo seleccionador apuesta por su hijo antes que por el máximo goleador de la historia de nuestro equipo nacional. Un títere que maneja mucho de las riendas de la Federación de balonmano, que se hunde, que se atasca más y más en miserias particulares, porque así es el ejemplo que quieren mostrarnos, así es el tipo éste: Valero.
Tres ejemplos de ética, 2 a 1, errada. Tres personas incomparables. Un error de entrevista que hace engrandecer al esperpéntico personaje del balonmano junto a dos personalidades en los que todos debemos fijarnos. Una aberración de letras y sin sentidos, una subida a los altares de 3 personas que El Mundo no supo escoger. 1/3 de la entrevista fue pura farsa. Los 2/3 restantes, un éxito.
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