Hace unos días se ha publicado el Informe de Calidad del Aire de Castilla y León del año 2012 donde se refleja que no se ha superado valor límite alguno de protección de la salud en la Comunidad por quinto año consecutivo, fíjate tú… y que de ello se alardea desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.
Analicemos…
Que el aire es bueno será en parte porque no se emiten demasiados gases contaminantes al aire. Que dichos gases, humos y vertidos químicos no salen al aire porque no hay industria en esta nona provincial comunidad de dos regiones diferenciadas. Que al no haber a penas industria se carecen de grandes corporaciones y empresas con grandes números de personal. Que dicha carencia se traduce en menor población, agrupada la mayoría en núcleos urbanos que trabajan en otros servicios no industriales, oficinas, comercios… y que la carencia de población conlleva a crisis, menores ventas, e incluso, cierres. Que al no haber dinero no se invierte, no se gasta y la pescadilla que se muerde la cola no cambia según las estrategias políticas de recortes, cuando habría que apostar por lo contrario. Que se respira aire limpio, sí, pero no sano. La crispación social lanza al aire protestas y palabrerías. Gritos y voces. Malestar general y violencia, con una deriva que zozobra hacia el futuro. La falta de una apuesta fuerte por la inversión en industria en nuestra comunidad de un modo equitativo, sin importar del exterior tantos productos, como hacen otras y nadie parece darse cuenta, y sin unas agrupaciones tan bastas de terreno pretendiendo capitalizar uno o dos núcleos daría con parte de la solución.
Quizás así la crispación frenase sus aires impuros, pero la calidad del aire no sería tan buena… por tanto, ¿qué queremos?
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