Es una calle como podría ser cualquier otra. No es que tengan otras nada que envidiarla, pero esta, por estar donde está, enfilando el Parlamento y la plaza de Syntagma, es una señora calle. Peatonal como la que más, y bienvenida en esa ciudad de malabarismos al volante y puntos en sesuso, alardea de seguridad y respeto, multitud y oferta de armario. Dicen los elegantes que allí se encuentran las mejores tiendas y boutiques de toda Grecia, y otros, como los peatones que respiramos tranquilos de lado a lado sin peligro de ser comido por una fiera amarilla con el letrero de taxi en el techo, que es el lugar seguro de paseo dominguero de camino a la Acrópolis.
Era el otro día, ya de noche, una hora más hacia el oeste de mi España, cuando los faroles comienzan a calentar y aquí pensamos que es media noche pero allí no es más que media tarde, cuando las mantas blancas, llenas de bolsos y cedés, taparon los adoquines de esta ruta. Allí, detrás de las cadenas opresivas de los esclavos del top manta estaban las tiendas de importación, un Zara, un Berska, y otras tantas italianas. Un par de policías caminaban cerca de mi, sin inmutarse de lo que allí había, y a la cabeza me venía aquella rubia de tráfico ahí a la esquina del McDonald junto al Everest, que por no hacer, ni levantaba la mano para dar paso, sino que estaba allí, a mi entender por levantar otras cosas y soplar otros silbatos. La vida es un carnaval, amigos, un auténtico circo, y en la calle Ermou de Atenas están los espectadores. (Recuerden, "los actores, en el Gobierno" Pilar Miró)
Era el otro día, ya de noche, una hora más hacia el oeste de mi España, cuando los faroles comienzan a calentar y aquí pensamos que es media noche pero allí no es más que media tarde, cuando las mantas blancas, llenas de bolsos y cedés, taparon los adoquines de esta ruta. Allí, detrás de las cadenas opresivas de los esclavos del top manta estaban las tiendas de importación, un Zara, un Berska, y otras tantas italianas. Un par de policías caminaban cerca de mi, sin inmutarse de lo que allí había, y a la cabeza me venía aquella rubia de tráfico ahí a la esquina del McDonald junto al Everest, que por no hacer, ni levantaba la mano para dar paso, sino que estaba allí, a mi entender por levantar otras cosas y soplar otros silbatos. La vida es un carnaval, amigos, un auténtico circo, y en la calle Ermou de Atenas están los espectadores. (Recuerden, "los actores, en el Gobierno" Pilar Miró)
1 comentario:
Presiii!!! a ver, que como estoy desaparecidame he perdido... ¿qué es eso de que "tu futuro está en el aire"?...
Sea lo que sea,me alegro... espero poder ir a la copa asobal, que tengo "mono" de balonmano... y por supuesto, espero poder verte por allí.
Un besazo de parte de uno de los vértices del mítico "triángulo del mal"...!ay, qué tiempos!
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