Tan dados a carteles y propaganda con caretos y fráses cómodas, panfletos y promociones de personas casi divinas… y apenas vi dos reseñas de una feria que aún sigue, sí señora sí, aún sigue donde Botines.
Les hablo de la Feria del Libro, Doña Paca, deje usted el punto y acérquese a la Plaza de las Palomas que hay un algo montao y anda ahí la juventud. Dichosa, por cierto, que se atreve en tiempos que corren, de soltar cientos de libros por toda la ciudad. “¡Anda, un libro metido en bolsa! ¡Ale, al bolso y pa la estantería junto a la tele! ¡Ay qué bonito queda!”. Bookcrossing dice la carátula, “Bocrosin… dice, sí, Bocrosin”. ¡Qué paletos somos!
¡Cómo vive el cazurrón, viendo esas casetas prefabricadas y símbolo de fiesta! Ale los leoneses, que seguimos montando bares como puestos para ahogar las penas. Y uno en medio de tanto papel, para debatir y crear tertulia, claro, como en los bares de antaño, parloteando del Ikea y de la nieve en Pajares. ¿Y de los Comuneros? “Una tontería de idea de los políticos. Una más. Baaaah. Nos hacen creer que es fiesta”, dice uno con el palillo en la boca y el vermú bien sujeto, “y no es más que un día pa celebrar no sé qué gaitas”. “Una fiesta en Villalar”, dice el otro “ahí… en Pucela”. “Padilla, Bravo y Maldonado”, como metralleta dice el nieto. “Calla niño y cómete la tapa”. Olvido. Lejanía. Desinterés. Ya lo dicta el cartel en la fachada de la UPL: “23 de abril, nada que celebrar. 29 años de crisis con Castilla”.
Y por si fuera poca la imbecilidad humana, va El Corte Inglés, ese que rige el gasto de los regalos familiares, los 8 días de oro que son más de 8, anuncia en julio a vuelta al cole, avanza que ya es primavera cuando caen chuzos de punta y famoso por aquello de que si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero y anuncia la estupidez del fin de semana: “Conmemora el día del libro y completa tu colección de recuerdos”.
Los libros están sentenciados. No son un presente, pese a quien pese. El Corte Inglés los ha llamado recuerdos. Razón tenía la Paca, cuando puso el libro junto a la tele. El libro no es más que un bonito adorno en la estantería.
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