martes, 23 de agosto de 2011

La sala de los cabezas torcidas


Estos días de lluvia y tan poco apetecibles de playa y/ o piscina y aprovechando que estamos en los últimos días de asuntos propios de este mi contrato laboral de peón en funciones de informador juvenil, me pierdo en la Biblioteca Pública de León y su sección de audiovisuales entre títulos famosos y otros que nada más oyeron el productor y un director que poco más ha hecho. Pero no me voy a eso. No hablaré aquí de la poca fortuna de un director que dejó sus ilusiones en un proyecto que no llegó al público, o de esos otros que puestos a dedo con una carterada se limitaron a grabar lo que decían los que llenaban de billetes sus bolsillos. Hoy hablo aquí del hecho de torcer la cabeza y leer uno a uno los títulos sin buscar nada en concreto. Esa sensación de qué coger, qué elegir… ¿ésta o la otra? Quizás esto llegue tras la desmotivación de buscar títulos que buscabas y no encontrarlos ni en la estantería ni en el ordenador/dinosaurio de la entrada…
Llegar a la planta primera, traspasar la sala de esos lectores que no compran los periódicos, que tampoco se pagan un café por leerlos, y que van, toman asiento, y se empapan de diarios, crónicas, columnas de opinión y los últimos fichajes de los equipos más punteros de forma gratuita, me lleva a entrar con una medio sonrisa a la sala de al lado, la que digo, de audiovisuales, y más se alarga la boca y su gesto facial al encontrar a varias personas con la cabeza torcida y de espaldas a la pared. Luego, se van contentos, con la película “bajo el sobaco”, desestimando la idea televisiva de una noche que nuevamente carecerá de interés. Quizás la nueva Sexta3 nos deje alguna de esas películas, pero como no tenemos su programación a más de un día en el Teletexto, y una semana en el TP, confiaremos que lo que abajo nos sellan, sacan de la caja y nos llevemos para casa no la den la semana próxima, cuando no tendremos más opciones que verla de nuevo o pasear, aunque con este tiempo de finales de agosto, más vale escoger unas buenas películas y hacerse un hueco en el sofá. Hoy parece octubre, y aún estamos en verano…

sábado, 13 de agosto de 2011

Sólo queremos a los jóvenes para que nos voten

Cuando las cosas van mal tienden a ir peor. Mis amigos hablan siempre fatal de los entes públicos y de la rascadera de muchos funcionarios. Siempre entramos en disputas, porque yo lo veo desde dentro y ellos lo único que ven es la cola interminable para pedirse un certificado de empadronamiento, o las consultas telefónicas que saltan de uno a otro con una musiquita terrorífica de fondo y al descolgar, “espere que le paso con mi compañera”. Hablaba con mi compañero de enfrente no hace mucho de la eficacia en dichas llamadas y en estar al día y despierto cien por cien para responder cualquier consulta en menos de dos minutos, valorando que su llamada llega a una centralita y es redirigida, que el usuario o usuaria suma enfado cuantas más redirecciones sufre y que si cuelga teniendo una respuesta en menos de dos minutos, podremos estar contentos del servicio. Y ahí se gana en calidad. Otros pasan, y otros no lo ven, porque en vez de personas sólo ven números, gasto y bultos prescindibles mientras se sientan en sus despachos con una buena nómina con la que pagarían a tres o cuatro (o más) de los que llaman “eventuales”.

Desde que no soy becario y por suerte caí al piso de abajo haciéndome cargo del Servicio de Juventud, me he ido enterando del funcionamiento limpio o sucio, de algunos de los que pasan al lado de mi mesa. He visto pasar a gente, compañeros que dejan de serlo porque no caen bien, porque se acaba su contrato y otros que directamente se han ido antes de recibir una patada que de gusto y regusto al ministro de turno. Ahora es mi turno, como en diciembre. Acabando el año 2010, el anterior equipo de Gobierno nos mandó a la calle prometiendo la incorporación gracias a una vía de subvención que estaba por llegar en febrero. La realidad fue que llegó más tarde y en marzo nos incorporamos unos cuantos como peones a desempeñar funciones de Informador Juvenil, Peón recaudador de IBI, Peón recaudador de Tráfico, Peón Auxiliar de Cultura… Así va España…

Pero ahí no acababa todo. Al realizar los presupuestos, valorando que vendríamos por subvención no nos incluyeron en los presupuestos municipales de 2011, qué listos, por lo que a fecha de 1 de septiembre de 2011 estaremos más de tres docenas de trabajadores sin trabajo. ¡Ole!

Lo más curioso a fecha actual y por lo que a mí respecta es que cargan sobre el Servicio de Juventud, algo que siempre va de lado, que ciertamente no es necesario en municipios de menos de 20 mil habitantes, pero que en éste superan las seis mil personas y es un servicio que es necesario. Ya quitaron Juventud de un Ministerio, pasando a ser engullido por una reestructura ministerial y siendo un simple Servicio. No quiero decir que dejándome fuera se acabe, pero si la legislación exige personal titulado para labores de Juventud, ¿de qué sirve la reestructuración tanto hablada? Otro compañero se hará cargo del servicio, pero será ilegal. Alegarán que será de manera provisional, pero todo lo construido, todo lo que vamos realizando, vamos consiguiendo, casi cien boletines informativos semanales, presencia en redes sociales, actividades, talleres, cursos, contactos… todo quedará en el aire… ¿hasta cuándo? ¿Provisionalmente? La respuesta es que "Ahora no hay dinero".

Mi lectura es que a los jóvenes (y yo soy uno del municipio) no nos toman en serio. Se hacen actividades, formación... si, pero no se realizan políticas de Juventud más que en periodo electoral y que aquí se están haciendo milagros sin dinero gracias a los recortes salvajes en algunas áreas, mientras que otras gozan de mayor interés político, desatendiendo a una masa social que aquí en nuestros pueblos, estamos consiguiendo mover a coste casi cero en las arcas. Ahora nos cortan la dinámica. Luego quizás con un nuevo plazo final y así será el cuento de nunca acabar hasta dotarnos de recursos y materiales próximos a unas elecciones en los que el voto joven se buscará y se pretenderá, olvidando como Dori, que también era azul, lo que ha pasado poco tiempo atrás.

lunes, 8 de agosto de 2011

La Ruta de la Plata

Asado de calor y desde el asiento de atrás del coche, veía por la ventana tierras y más tierras. Girasoles chamuscados, vacas, dehesas, alcornoques raspados que acabarán tapando botellas o agujereados por las malditas chinchetas y puestos como cuadros en alguna pared de casa...

Un tramo sin autovía nos acercó a los pueblos que aún perduran y a esos bares que a la vuelta escupían la terraza llena de gente a la luz de la luna y que esperan con angustia y aviso de muerte la llegada de la autovía, esa por la que corres, esa que te hace olvidar lo auténtico, las casas de pueblo, alguna señora barriendo la calle, los señores en sus tractores...
A la izquierda, las dos catedrales charras, la Sierra y cuestas de Béjar, el Acueducto de los Milagros, luego la Giralda, el Villamarín… A la vuelta todo eso quedó a la derecha, Portugal enfrente. Cruzamos los ríos que todos estudiamos cayendo al Atlántico, el Duero, el Tajo, Guadiana, Guadalquivir… (si sumas el Miño tienes los de éste lado que aprendimos en la E.G.B.). Llegamos más allá de la calzada romana y los pueblos blancos de la Frontera, por sentir el fresco del Estrecho, ese lugar lleno de locos del viento donde cambian las aguas el Mar y el Océano. Vimos imponente el Peñón, la pedrada inglesa, y como si para entendernos fuese, cruzar por Puente Castro de León a Villarroañe, allí al fondo, tras la nieblina, otro país, otro continente.

Ésta ruta nunca tuvo tanto sentir para mí. Restos de castillos, palacetes y torretas a medio camino de grandes urbes en su momento, que ahora se tiñen de color turista viendo piedras y monumentos, paseando por los centros históricos llenos de rincones y museos, escuchando cuentos y leyendas que ninguno de los de ahora vivimos y que sólo las sabemos porque corrieron por toda ella, como la plata.

lunes, 1 de agosto de 2011

CAMinante no hay CAMino

Después de mucho luchar y batallear dialécticamente y llevado todo a los juzgados, el silencio de Rajoy aseguraba que algo importante se estaba cociendo y no decir nada sería la solución por no dar pistas a nadie. Otros aseguraban que no decir nada sería el pasar nuevamente del tema y esperar que ocurriese alguna otra cosa en Ferraz que desviase la atención de los que evadían responder. Finalmente un asesor de los de mayor peso en Génova voló hasta tierra de Rita y allí convenció al Señor de la Región de que debía evitar el deterioro del Partido, a su vez de su líder, que por tercera vez busca la Presidencia del Gobierno y que en las últimas semanas veía como el sempiterno Rubalcaba le empezaba a recortar ventaja. Una ventaja que llega por sí sola, por la situación del país y cuatro frases mal dichas, o a deshora del leonés, que ya tiene su licencia de obra y piensa en relajarse a orillas del Bernesga, en su chalet de retiro espiritual, desde donde vivirá lo que suceda más allá de las próximas elecciones, cuando seguro habrá de abandonar Moncloa.

Cuando el Monte de Piedad y Caja de Ahorros se casaron y tuvieron a Caja España, poco podían pensar que más tarde, su hijo toro granate se casase con el río azul de Caja Duero. La fusión no parecía llegar y si bien una vez se arrejuntaron mantuvieron sus apellidos, como aquellos de Castilla y los otros de Aragón al final de la Edad Media. Y alguien que no los quiso bien o creyó que la unión era débil, quiso que adoptasen a la CAM, que por entonces sufría en silencio y era de aquellas tierras que reconquistó el Cid. Menos mal que los sentimientos no jugaron en ésta batalla y nunca se fraguó la adopción, porque ayer dijo Europa, que actúa como la jefa del vecindario, que habría que sofocar su incendio interno, así que el abuelo y Banco de España ordenará y arreglará el estropicio del levante.

A veces es Camps. A veces la CAM. Otras la acampada y la Campanario. ¡Ole¡