sábado, 28 de marzo de 2020

¿Entre todos o que cada perro lama su...?


Rabia sin respuesta. Impotencia y estupefacción, ¡toma ya, qué palabra!, ante lo ocurrido ayer con las altas esferas de Europa. Esa casa mutua en el viejo continente (y no me refiero al Carrefour), por el que todos dicen luchar y concienciar para un estado común... ¡Ay qué trola!.

En mis años en AEGEE, la mayor asociación de estudiantes de Europa, también llamado Foro Europeo de Estudiantes, saltábamos de un país a otro, con intercambios juveniles y formación en temas concretos pretendiendo el trueque de culturas, la trasmisión de tradiciones... Fuimos haciendo amigos por países como Rumanía, Eslovaquia, Bélgica, Croacia, Eslovenia, Turquía, Grecia... y todos pretendíamos un espacio común, fomentando una identidad con proyectos como el Yourope Needs You, Yvote, Europe on track, o Summer Universities... Y resulta que los más frikis de todos, los del norte, holandeses y alemanes, esos que debatían por cada punto, coma y párrafo en los European Boards Meetings y Ágoras... esos... ahora nos dan la espalda... ¿cómo?.

Ese paraíso fiscal donde está permitido fumar marihuana, ese país que invadió varias veces a sus vecinos y que gracias a ellos luego consiguió recuperarse... ¿ahora nos dicen que no nos apoyan?. ¿Perdona?. Al parecer en 2012 ya hubo un rifirrafe con otros ponentes pero otros motivos, Rajoy, Monti... ahora, por un motivo global, pelean Sánchez y Conte... pero ahí sigue la Merkel. Parece que estos "amigos" del norte no entienden que esto del Covid-19 es un asunto que atañe a todos, que no es que un país haya quebrado por sus malas gestiones, o que haya tomado unas decisiones económicas erróneas... es que el bicho no entiende de fronteras y ahora es una emergencia, sí, sí, una pandemia mundial... ¿Cómo se lo podemos hacer ver? ¿O acaso basan su "nein" porque se creen que no les afecta mientras suman sus resultados (irreales) dependiendo de los fallecidos solo en hospitales, no en sus casas y otros espacios?.

Tiempo... se han dado 15 días más para una nueva reunión... para aceptar unos coronabonos que repartan la deuda entre todos... y no unos eurobonos en los que cada cual se traga su rescate (como hicieron con Grecia, Irlanda y Portugal). Pero quizás para entonces vean el problema más abultado y lo sientan en sus propias calles, porque el problema está en casa de todos, y al menos por aquí abajo, está feo es asunto... Si todos pretendemos conseguir una Europa común, que no sea ésto el motivo de su ruptura.

Aprietan con que vale, yo te lo presto, pero luego te lo cobro con impuestos duros que te dejarán la economía reventada para los próximos... ¿qué se yo, equis años...?. Y luego, como si nada, les gustará seguir viniendo a tostarse al Mediterráneo, a comer paellas por Valencia, a tomarse cervezas sin fin a Benidorm, montar en góndola por Venecia, o a sacarse cientos de fotos por las empedradas calles de Florencia... 

domingo, 22 de marzo de 2020

Todos somos cuñados


Ahora que todos somos expertos en pandemias, en cómo repartir los recursos económicos del Estado y en saber a ciencia cierta cómo afrontar una crisis mundial, surgen confabulaciones, historias y presunciones sobre cómo se inició todo. Si unos estadounidenses lo llevaron a China... si fue una temeraria y aparentemente asquerosa, pero a su vez deliciosa (dirán otros) sopa de murciélago... o que el bicho lo trajo el simpático pangolín entre sus escamas... ¿o acaso vivimos la venganza de la oriental a la que el Papa de Roma golpeó en las manos? 

Somos expertos y punto. Cuando Fernando Alonso comenzó a ganar en la Fórmula 1, todos sabíamos cómo habrían de tomarse las curvas a más de 300 km/h., qué neumáticos elegir si chispeaba lluvia, o cuánto tiempo se podía gastar en el pit-stop para poder adelantar a los rivales. Cuando Televisión Española elige la canción y cantante que ha de representarnos en Eurovisión todos sabemos de letras, ritmos y bailes para deslumbrar en escena. Cuando dicen la alineación de tu equipo. Cuando resuelven una sentencia. Cuando miras al cielo y sabes si mañana llueve o es día de playa. Cuando... 

Debemos entender que lo que vivimos hoy en día es algo nuevo, diferente a cualquier momento vivido antes, al menos, el motivo que nos lleva a estas medidas. Habla el Presidente, los Ministros, expertos en estos temas. Los militares están preparados para guerras nucleares, con armas y con otro tipo de logística. No para esta guerra. El recorte progresivo en los presupuestos de Sanidad, Ciencia e Investigación durante los últimos años provocan que en situaciones de emergencia como ésta no tengamos recursos para frenar expansiones víricas desde un primer momento, o ahora, para contenerlo. Nos obligan a quedarnos en casa y ni por esas atendemos. Nos multan, nos bombardean con hastags y avisos. Y aun así seguimos saliendo, compartiendo transportes, agolpándonos en supermercados, buscando la trampa para salir y desobedecer. ¿Nos gusta el riesgo? No, definitivamente somos tontos. Pérez Reverte escribió hace unos días que confinarnos en nuestras casas por unos días no tenía comparación con esconderte bajo tierra durante 4 años en Bosnia, porque si salías, te mataban. O lo que vemos en películas, o nos han contado nuestros abuelos, aquellos que durante la guerra vivieron escondidos en sus casas porque si eran descubiertos serían asesinados sin miramientos. 

El Covid-19, este coronavirus que se ha expandido por todo el mundo, nos mete en casa dando tregua al medio ambiente. El cambio climático se recuperará unas milésimas. El repunte será verde. Y el mundo lo agradecerá. Frenar el ritmo, a la larga será beneficioso para todos. Tiempo de mirar para nosotros mismos. Para valorar lo que hacemos. Poner en valor a nuestra gente. Echar de menos, disfrutar de tiempo con los nuestros. Algo simple que hace apenas un mes no valorábamos o no teníamos ni tiempo de pensarlo. Y mientras la gente siga desobedeciendo, este sueño seguirá siendo una pesadilla y cuando despertemos... el dinosaurio todavía estará ahí.

martes, 3 de marzo de 2020

Reseña de Anheron: Sentimientos de cuero y acero



Pocas veces te topas con el escritor de uno de los libros que tienes en la estantería. Mucho menos que charles con él y puedas compartir un refresco, unas ideas, o una pasión por la literatura. Mucho menos aún que pase a recogerte por casa para llevarte a una mesa redonda sobre literatura fantástica en la que puedes charlar mano a mano con él y otros buenos escritores... Y es que Jorge Diez Miguélez ante todo es un desarrollador de historias. Se deja aconsejar y en todo momento quiere mejorar su historia. Quiere que busques erratas. Quiere crítica de la buena, la que te hace crecer y no te marca como enemigo si dices que algo no te ha convencido o gustado y por supuesto, no te envía a las filas de Lord Kharon-Ra... Esto lleva a que su mente, creadora del mundo de Anheron, se mezcle con tus historias y escritos, que muy lejos anda de ésto suyo, y haga chispa para proyectos de literaturas de fantasía junto a otros dos personajes, además, vecinos, que rulan de igual manera.

Todo este enjambre conduce a que leas aún con más ganas esas letras que comienzan situándote en un reino de Ankhor en el que se van uniendo unos personajes cargados de misterio, el joven sin experiencia, la chica mosquita muerta, el enano gruñón, el elfo raro... y a los que vas descubriendo capítulo a capítulo, entre lobos con hambre, batallas épicas, rincones exóticos, visualizando cada escena como si estuvieses viendo una película, y como si al fin y al cabo, tú mismo preparases un plan de ataque con un centauro, o te bebieses una cerveza en una taberna de las de toda la vida, con su oscuridad, misterio y delincuentes. 

La acción te conduce a un éxtasis devorador de palabras, líneas y párrafos que te meten de lleno en un mundo creado de principio a fin por un autor apasionado con su criatura recién reeditada. Todo un descubrimiento, tanto él, como su saga. Vamos a por el siguiente.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Panta rei amigo Sancho


Mucho tiempo ha pasado desde mi último post. Unos meses  inmerso en patear Milán, disfrutar enseñando a jugar al fútbol a mis Prebenjamines y potenciar el trabajo para dar más opciones de ocio y tiempo libre a los jóvenes de Villaquilambre. Apartado de la opinión social,de los debates políticos, de las críticas al cine, de las reseñas a la literatura...y no por ello ha parado de suceder. Panta rei, amigo Sancho. Ladran, luego cabalguemos.

Porque la trama familiar de los Skywalker finalizó y quedamos huérfanos de los de antaño. Unamuno nos enseñó la Salamanca de inicio de la Guerra, a Franco dentro de la gran pantalla y fuera del Valle de los Caídos. El clima definitivamente está cambiando y enero fue catastrófico. Porque en febrero no hay nieve en Maraña. Porque la Manga del Mar Menor colapsa cada pocos meses. Trump resiste a su impeachment (como Underwood en House of Cards). Y el coronavirus se expande cual pandemia de cine (en palabras de Piqueras) apocalíptico.

Porque hubo cambio de Gobierno, con noche de insomnio del Presidente, que ahora tendió la mano e invita a una finca manchega a un encuentro toledano. ¡Qué amigos somos todos! Porque la derecha irrumpe con fuerza, con desbandadas y fichajes entre colores, hundimientos que provocaron la caída del líder joven, y gaviotas que van a morir al mar aparentemente sin un rumbo y manteniendo vivo un viento fuerte, desde la zona de ultra-mar: Maduro, Guaidó... En trama regional se busca el Lexit. En nacional marean los catalanes, y en noticia internacional goodbye inglesitos, goodbye!

Los Goya tendieron su alfombra roja a un Almodóbar que recibió demasiado frente a Amenábar, pero al que los parásitos coreanos le amargaron la noche americana. Esa misma luna y lugar, en festival de mi tocayo, que no supo premiar la innovación de Klaus ante la ya muy repetitiva Toy Story 4 (tema a parte de que en Hollywood no mola Netfix y se luchaba contra Disney...). Y aunque los ingleses sí lo vieron en sus Bafta... la Academia de Viva España, ¡Vi-Va! no. Y los españolitos a lo nuestro, a la Rosalía, tra tra y a la verbena... y a unos premios Odeón, de la música, que dieron pena en cuanto a acústica y sopor. Era digno quedarse a verlo para ver qué pifia era la siguiente... Mucho nos queda por aprender en cuanto a espectáculos grandiosos... como para ganar Eurovisión... 

Y estos días le he atizado a la pasión de la escritura de la que algún día os daré cuenta, porque aunque no haya líneas en este blog, sí que las hay en mi memoria, y la aventura de fantasía por donde divaga mi mente en los últimos años va teniendo forma. Ilusionado además por encontrar aquí al lado a amiguetes que también escriben, que ya han publicado y que les apasiona más que a mi eso de charlar y hablar de mundos muy alejados del Ordoño ahora paseable, de mi León Solo... 

domingo, 18 de agosto de 2019

Aquello es otro mundo, hablo de Benidorm


A un lado está la calma, al pasar el espigón comienza el barullo y al final está el desenfreno. Sí, ésto es Benidorm en agosto, amigos y aquí manda el más fuerte. Quien se adelanta y reserva el apartamento con mayor antelación, quien madruga y planta su sombrilla para estar sentado a la sombra con los pies metidos en el agua y quien se maza en gimnasios y crossfit para que los ingleses no se sobrepasen allí en aquel rincón donde se practicaba con los atunes la almadraba, lo que en valenciano dicen "l'oix", es decir, mal olor.

Más fotos se lleva la silueta del Bali, del In tempo, o de toda la playa de levante que aquella isla de los periodistas frente a la costa de la que cuentan que habitaba un gigante enamorado de una joven de Finestrat... Eso es Benidorm, la ciudad con más rascacielos de España y por habitante del mundo​ y por si fuera poco, la ciudad con más rascacielos por metro cuadrado tras Nueva York.

Una caminata nocturna por el Levante tratando de esquivar a viandantes, pensionistas motorizados, algún despistado en coche y trileros, que aún existen, te conduce a la parte con mayor número de luces y música de aquel pueblo, antaño pesquero, con directos de los hoteles, de los pubs, de los adolescentes con megafonía incorporada... Un par de calles hacia adentro te sumerges en un espacio de desenfreno británico, con maquillajes y transparencias, mozos en chichas (ríete tú cuando en otros lados no dejan entrar en playeras)... borrachos y extraños plantados en medio de la calle de los que dudar de sus propósitos. Carteles con ofertas en bebidas y grandes packs para el consumo masivo de licores y cervezas por todos lados, puestos de kebab, hamburguesas, frituras extrañas... cualquier cosa que haga masa vale... Toros mecánicos en las terrazas, comediantes que hablan guiri, imitadores de Michael Jackson, Lady Gaga, Elvis... promesas de la canción que se quedaron en este mundillo saltando de bar en bar cada día de la semana, que hoy tocan en el que tiene a los Beatles en el techo, mañana en el barco pirata, pasado en el hotel de la pantalla gigante, en el de Rocky, en el de enfrente... espectáculos de lesbianas, bailarinas en topless o con escasa tela y billetes en la cintura contorneándose en tarimas a pie de calle, a la vista de cualquier viandante, da igual la edad, desde bien prontito, que allí en England es una hora menos... Vamos a aprovechar las vacaciones en Spain, que luego volvemos a tierras de los Windsor y allí nos recatamos, oh my God!

viernes, 22 de marzo de 2019

Suena Mecano, los Alcántara en los 90´s


Cuéntame es una de esas series que amaga con despedirse para siempre pero arranca de nuevo cada año creando la expectación de algo cambiante, que no se estanca en la misma historia. 
 
Porque la abuela sigue ahí, pero acercándonos al futuro con elementos tan sencillos hoy en día que nos dejan ver lo perdidos y atrasados que estábamos no hace tanto. Una eterna María Galiana que con un simple gesto llena la pantalla. Esa cara al probar el ascensor. Esos susurros comentando cualquier enfado de su familia… Ay Señor, Señor… Es un personaje que con el paso de los años se ve más joven, pero los años pasan y asientan a Inés, que a pesar de estar siempre enfurruñada, trabaja por unir a la familia, por acercarse a su madre, por hacer sentirse bien a su pareja, por ser el nexo con sus hermanos… Porque Toni va a lo suyo, poco o nada se preocupa de sus hermanos o mismamente, de su hijo. Él en su mundo periodístico, de sexo y ahora acompañado por una actriz que al fin da a sus secuencias un aire fresco y divertido. Ya nadie mira el móvil y va a la cocina o al baño cuando sale el rubio del telediario. Pero la que sale y toma protagonismo es la pequeña María, que cambia a favor de Carmen Climent para experimentar la mayoría de edad. Esa que llevó a Carlitos a vivir nuevas experiencias. Ahora, en la distancia, con Karina y su hija, presentes mediante el recurso de cartas que toda la familia le escribe. Todos menos su padre. Antonio parece inmerso en la dejadez del que siente que toda su prole le abandona. Sale de casa por la mañana pero nadie sabe a dónde va o que hace, hasta que se vislumbra que esté acercándose a la Universidad, aunque sea de oyente, dejando ver una carencia que lo ha acompañado siempre aunque no haya sido problema para emprender negocios, ideas y proyectos. Esos en los que ahora está inmersa Mercedes, auténtico motor de la familia. 
 
Unos Alcántara, rodeados de los secundarios de siempre, que nos abren una nueva temporada con música de Mecano y una entrada diferente y con aventuras más modernas en los años 90.

jueves, 8 de noviembre de 2018

La madre que se hizo influencer por escribir a mano sobre un folio


Hoy en día cualquier frase es trending topic. Y cualquiera se vuelve influencer. Basta con que alguien lo escriba en un muro, lo grabe y lo suba a cualquier plataforma o red social, o simplemente que algo caiga en gracia... Hoy me choca mucho la foto que cuelga una tal María Villar en su Twitter. Una notita sin más, que escribió anoche su madre porque la chica estaba dormida (al parecer tenía examen). Supongo que la chavala, si tanto sigue lo de OT lo haya visto nada más abrir el ojo a primera hora en las tendencias... El hecho es que la madre, como buena madre que es, la dejó escrito el resumen de la noche en un papel (sí, aún hay gente que escribe a mano). No voy a entrar aquí en los posibles amaños y esa otra foto que circula por la red que muestra los resultados incluso antes de que canten... Pero la influencer en este caso es la madre, no la hija. Una madre que con todo el sueño y cansancio del día quedó hasta el final de la Gala, que gracias a Televisión Española acaba tarde, muy tarde, porque todo empieza también tarde gracias a programas sin ton ni son que meten después de un tiempo interminable y un telediario de casi una hora (a ver cuándo es más corto, extienden las noticias en el 24 horas y quitan ese pegote de en medio). A lo que voy es que esa madre es reflejo de otras madres, que también escriben o también cuentan a sus hijos cada mañana el final de la película. 

Que una foto así sea de lo más comentado en Twitter en el día que casi atentan contra el Presidente, el PP anda en escala de dimisiones, tengamos otro episodio de las aventuras de Villarejo, lo de las hipotecas, que el Real Madrid por fin gane y el Manjarín de plata para Ferrán Adriá en León... me hace pensar que las viejas maneras de hacer las cosas aún perviven en la era digital.

martes, 23 de octubre de 2018

Lo que Rulfo no contó de Macario

Este ha sido el texto que mi profesor Manuel Cuenya ha elegido dentro de las tareas y deberes que hemos realizado en los Cursos de Creación Literaria de la Universidad de León en 2017 y 2018 y que finalmente ha publicado La Nueva Crónica a toda página el 19/08/18. Habría que conocer el texto de Juan Rulfo para entender mejor este relato que pretende ser una continuación de la aventura de Macario con las ranas de la alcantarilla.


domingo, 18 de febrero de 2018

La casa cortada


Nos gustaba la casa porque siempre hacía mejor temperatura que en la calle. En el frío invierno podías calentarte junto a la chimenea y en el caluroso verano sus frías paredes hacían de aquella mole antigua un lugar fresco donde respirar sin sofocarte.

Nos habíamos acostumbrado a vivir en ella Luna y yo. Ella con sus cosas y estilo de vida solitario. Yo, desde que nos había dejado Venus, me recluí en mi mismo mirando por la ventana o saliendo al patio trasero. Como una pareja imposible, como unos animales que perdieron su celo por el gusto a aquella placentera vida. Condenados a entenderse. No era atracción, insisto, jamás pensé otra cosa, pero si el cariño de sabernos almas libres que disfrutaban de su vida de solitarios en un mismo lugar.

Luna era puro amor. Daba gusto ver su mirada misteriosa y su estilo limpio cuando caminaba. Vagaba por la casa sigilosa, como si no moviese el aire a su paso. Se deslizaba por el pasillo con pasos muy cortos, segura de su destino. Paseaba por la casa de una manera peculiar, eso sí, sin querer salir jamás, si quiera, al patio. Era asombrosa su capacidad para conciliar el sueño, quizás aburrida de no tener nada que hacer o no querer hacer nada. Tan pronto se dormía en el dormitorio, como en el sillón frente a la chimenea. Daba igual la hora. Luna dormía en el sofá, en una silla, incluso en el baño. Alguna vez estuve mirándola mientras dormía y envidiaba su estilo de vida tan tranquilo y somnoliento. No es que el mío fuese muy diferente pero sí que cada día salía un par de veces a airearme al jardín, hacer alguna tarea, oler las flores y plantas y sentir esos aromas que solo yo y no Luna podía sentir... Teníamos todo hecho. Solo quedaba dejar pasar el día para que llegase el siguiente y seguir viviendo tranquilo.

Pero es de la casa de lo que quiero hablar. De la casa y de Luna. Yo no tengo importancia. Me pregunto qué hubiera hecho Luna si nos hubiéramos dado cuenta antes de lo que estaba pasando, y de cómo la casa iba reduciendo nuestro espacio vital. Porque éramos felices cuando dormíamos, a veces juntos, pero sin roce, en el mismo dormitorio. Aquella habitación de viejas y grisáceas cortinas hasta el suelo entre las que Luna bromeaba sensualmente. Aquella cama hundida al centro sobre la que nos acostábamos en las orillas para no caer al abismo. Esa otra habitación de invitados que pocas veces fue ocupada y que mantenía el olor añejo a las cosas que allí se apilaban y guardaban. La bajada por unos escalones crujientes de madera que a Luna jamás la sonaban y que a mí me hicieron tropezar un par de veces. Aquello fue lo primero que se cortó y un día ya no pudimos subir más.

Luna y yo nos conformábamos con la planta baja. En el salón se estaba a gusto. A veces veíamos la tele pero no me gustaba y acababa saliendo al jardín. Luna en cambio podía ver todos los telediarios y telenovelas de la tarde tumbada en el sofá. Encogida sobre aquellos cojines desgastados por el uso, llenos de pelo, mirando pienso a la nada, porque no creo que entendiese nada de lo que se decía por que tan pronto se sentaba, se dormía. La chimenea en los últimos días allí no se encendió, a pesar de que empezaba a hacer frio, pero no parecía importarnos. En la cocina de techo alto con armarios empotrados y puertas enormes estaba nuestra comida. Yo odiaba el sonido de las cacerolas chocando unas con otras, por eso siempre me escapaba de allí cuando tocaba cocinar o fregar. A Luna le daba igual, podía pasarse prácticamente el día entero en la cocina. Quizás le gustaba la luz que entraba por la ventana sobre la encimera, donde se sentaba a ver pasar las horas y coger temperatura. Parecía una lagartija. Pero no salía a la calle. Aún no.

Allí fuimos conducidos cuando el olor a muerte llegó a nuestra vida. Primero fue al patio, algo que fue un impacto para Luna, que nunca salía. Yo estaba más acostumbrado e intenté mostrarla todo lo que había, lo que había hecho, dónde había dejado cosas, a quién había visto y a qué olía cada planta. Luna a veces me seguía, y otras simplemente se quedaba sentada en la puerta de casa, llorando y pidiendo entrar de nuevo. Pero aquello se había acabado. Yo lo supe antes que ella. Y entendí que debía alejarme de aquella casa y aquella vida cuando vi abierta la puerta de la cancela. Aullé una última vez y salí corriendo sin mirar atrás, dejando a Luna maullando desconsolada a la puerta de nuestra casa.

De la tarea
: Escribir un relato de corte similar a Casa tomada, de Cortázar. 
Curso de Escritura, nivel básico de la ULE. Imparte: Manuel Cuenya.

domingo, 4 de febrero de 2018

Lucha por la supervivencia


Agazapada. En silencio. Escondida entre las pocas hierbas que sobreviven en aquella pradera. Todo es yermo. Amarillo. Casi se ha secado la laguna y las lluvias hace varias semanas que no caen. Hay sed, pero la noche también es peligrosa, así que decide ir a beber a plena luz del día. Espera. Calla. Necesita beber, pero el riesgo es real. Hay depredadores cerca. Lo sabe. Tiembla. Mira a los lados pero solo ve rastrojos y sombras. Tiembla de nuevo. Esas sombras que tanto teme. Esas sombras que se llevaron por delante a su pareja y a una cría. Mueve las orejas. Las moscas no la molestan. Trata de escuchar qué raya al viento que no llega limpio. Espera. ¿Qué fue eso? Solo una hoja… ¡Una hoja que alguien ha pisado! Se levanta y sale corriendo en cualquier dirección. Siente el riesgo que se aproxima más rápido que lo que ella puede correr. Corre, corre. Piensa en la cría que aún conserva. No puede dejarla sola porque tan pequeña morirá. Tiene que librarse de aquello y volver con la pequeña. Gira rápidamente. Ve de reojo una zarpa, un león, no, unas manchas ¡Un guepardo! ¡No, que no sea un guepardo! ¡Te ganará en carrera, morirás!. Gira de nuevo, salta un tronco seco. Mira de nuevo, no tiene manchas. Una leona. Una leona. ¡Peligro, las leonas no cazan solas!. Oye un rugido a un lado, ahí viene la segunda. Corre, corre. Corre intentando librarse. Huir de esas fieras. Ahí viene la segunda, gira de nuevo, salta, salta más alto. Todo fue por acercarse a beber agua, pero no podía esperar a la noche. Se lastima, las fuerzas comienzan a flaquear. Ahí en frente ve otra sombra. Ya son tres contra una. Frena, la tiene de frente, la otra a la derecha. ¿La otra? ¿La otra? Una zarpa la tumba de costado. Ahí estaba la otra. Siente otra zarpa en su cuello. Ha sido rápido. No había salida. Está tumbada en la tierra. Siente ahora la dentellada caliente de una leona. ¿Era su boca o era su propia sangre lo que estaba caliente? Siente otra dentellada en el lomo. Las patas traseras aún se mueven. Piensa en su cría. La vista pierde su brillo. Pronto acabará todo. Pronto.

De la tarea: Describir un momento de tensión, de duda, amenaza, dolor, espera... de apenas un minuto, y con cambios de ritmo mostrando el titubeo, los gestos nerviosos, la indecisión... 
Curso de Escritura, nivel básico de la ULE. Imparte: Manuel Cuenya.