jueves, 31 de octubre de 2013

¿A quién llamamos emprendedor?




Al autónomo ahora se le llama emprendedor. Y el emprendedor entonces habrá de dar con una idea de empresa que lo haga millonario. Esa es la idea que tenemos porque así nos lo han hecho creer. Esa es la idea que creo tienen los que hablan con la boca llena sobre emprendimiento y oportunidades. Emprender es más… es más que crear una empresa. Es una palabra grande, que engrandece a quien se refiere, pero emprende cualquiera que quiere abrir un negocio o emprende cualquier otro que hace efectiva una idea?

Sentado, empotrado en una mesa. Con un boli en una mano y la otra jugando con el tapón. Delante, un portátil con una hoja de Word en blanco. Y debajo, un folio de papel con garabatos. Con formas y símbolos de esos que se hacen cuando estás al teléfono. Ese es el emprendedor en quien todos pensamos. De repente llega una idea, y el personaje en cuestión suelta el boli, mete el tapón en la boca y empieza a escribir como un desesperado. Ha salido algo. Sigue y sigue. Mira de reojo al móvil, que se ilumina con cada wasap, pero deja que se apague. Al rato otro mensaje. Y se vuelve a apagar. No relee lo que escribe. Ha salido la idea. Ha surgido algo. Sigue, nada lo distrae. Otra vez se ilumina el móvil. Alguien pita en la calle. Es de noche. La luz del flexo golpea la mesa y rebota creando una sombra gigantesca a su espalda. Un monstruo, se acerca la noche de los muertos. Pitan. El móvil. ¡No, que no lo saquen de su euforia! ¡Es un emprendedor! ¡es un chaval que va a mostrarnos lo que tenía en mente! Llaman a la puerta… será el correo comercial, ¿es que no puede haber silencio? Vuelven a llamar. Para. Para… Para.

“Correo comercial, ¿me abre por favor?”. ¿Es que nadie de todo el vecindario pudo abrirlo antes? ¿Están todos emprendiendo, inmersos en su futuro? Se sienta. Mira por la ventana buscando lo más profundo. Vuelve a mascar el tapón del boli. Farolas a lo lejos. Coches que pasan, gente abrigada. El emprendedor toca el radiador. Ha llegado el frío. Mira el móvil. Tonterías. Dos chistes, una cara sonriente y dos jaja de amigos. ¿Dónde estábamos? Sí, ya lo tengo.

Estoy terminando un artículo de opinión. Lo mandaré a la prensa. He sido emprendedor, aunque no como nos hacen creer. Autónomo en mi decisión de escribirlo. Emprendedor por esperar esa idea y llevarla a cabo. Los ruidos, las luces… factores que intentaban frenarme, que quisieron hacerme perder el hilo de mi idea. Como en la vida misma. Escollos que hay que superar para estar centrados en nuestra idea, y no dejar que nadie ni nada nos haga abandonar el proyecto. ¿Objetivo cumplido? Por ahora sí. ¿Soy, por tanto, un emprendedor?

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