jueves, 3 de julio de 2008

DCXVIII

Una vez saliste, pensaste que aquello fué mejor. Calor, si, mucho, y caminata hasta la estación de metro. Un medio sobre vías, bajo tierra te conduce a tus padres. Están en el centro. “Donde el oso y el madroño” dice tu padre… ¡a pleno sol!

Minutos antes te cruzaste con un amigo de León que salía de lo mismo que tú, pero él no esperaba milagros. Ya lo vi. Ochocientos y pico. Había más de tres mil cuatrocientos...

Otro buen amigo te llamó. “Qué tal, a mi bastante bien, salgo contento, pero en inglés qué…” Y lo omito por resultar fuerte a los oídos. Ahí está, en el seiscientos y más de medio siglo. Había más de tres mil cuatrocientos...

Una sorpresa fue para mi verme ahí, esperando algo mejor... pero cierto es que es la primera oposición. Mira que estudiaste la historia ferroviaria y sólo cayeron dos... llevabas ligera la electricidad y no cayó ninguna, uff... había en inglés una chica cuya madre era de la India, y medio examen con las formas correctas... venga, a la siguiente que tu madre sea española, ¿no? Te peleaste con un grupo de cinco amigos por sentarse uno al lado del otro pero enfrente de otro que bla bla, o si esto es a aquello como vale es a lo otro, o que si el primo de tu hermano es vecino de tu tío, a saber dónde vivía el que no era pariente tuyo... en fin...
Ahora toca esperar y aguardar ese milagro que no tuvo el primero de los amigos. Muchas cegueras, otitis y negativas de hacer el curso ahí he de esperar. Aún así, y sabiendo que pude hacer más, y se pudo hacer más, estoy contento. No caí eliminado, y como los hombres del Abismo de Helm, aún queda esperanza. DCXVIII, es decir, 618.

2 comentarios:

Luis Simón Albalá Álvarez dijo...

El cálculo de probabilidades te favorece.
Ánimo.

starman dijo...

Espero de corazon que consigas salir adelante. Lo bueno siempre cuesta más... Todo mi apoyo desde aquí.

Bed-Breaker.