domingo, 18 de agosto de 2019

Aquello es otro mundo, hablo de Benidorm


A un lado está la calma, al pasar el espigón comienza el barullo y al final está el desenfreno. Sí, ésto es Benidorm en agosto, amigos y aquí manda el más fuerte. Quien se adelanta y reserva el apartamento con mayor antelación, quien madruga y planta su sombrilla para estar sentado a la sombra con los pies metidos en el agua y quien se maza en gimnasios y crossfit para que los ingleses no se sobrepasen allí en aquel rincón donde se practicaba con los atunes la almadraba, lo que en valenciano dicen "l'oix", es decir, mal olor.

Más fotos se lleva la silueta del Bali, del In tempo, o de toda la playa de levante que aquella isla de los periodistas frente a la costa de la que cuentan que habitaba un gigante enamorado de una joven de Finestrat... Eso es Benidorm, la ciudad con más rascacielos de España y por habitante del mundo​ y por si fuera poco, la ciudad con más rascacielos por metro cuadrado tras Nueva York.

Una caminata nocturna por el Levante tratando de esquivar a viandantes, pensionistas motorizados, algún despistado en coche y trileros, que aún existen, te conduce a la parte con mayor número de luces y música de aquel pueblo, antaño pesquero, con directos de los hoteles, de los pubs, de los adolescentes con megafonía incorporada... Un par de calles hacia adentro te sumerges en un espacio de desenfreno británico, con maquillajes y transparencias, mozos en chichas (ríete tú cuando en otros lados no dejan entrar en playeras)... borrachos y extraños plantados en medio de la calle de los que dudar de sus propósitos. Carteles con ofertas en bebidas y grandes packs para el consumo masivo de licores y cervezas por todos lados, puestos de kebab, hamburguesas, frituras extrañas... cualquier cosa que haga masa vale... Toros mecánicos en las terrazas, comediantes que hablan guiri, imitadores de Michael Jackson, Lady Gaga, Elvis... promesas de la canción que se quedaron en este mundillo saltando de bar en bar cada día de la semana, que hoy tocan en el que tiene a los Beatles en el techo, mañana en el barco pirata, pasado en el hotel de la pantalla gigante, en el de Rocky, en el de enfrente... espectáculos de lesbianas, bailarinas en topless o con escasa tela y billetes en la cintura contorneándose en tarimas a pie de calle, a la vista de cualquier viandante, da igual la edad, desde bien prontito, que allí en England es una hora menos... Vamos a aprovechar las vacaciones en Spain, que luego volvemos a tierras de los Windsor y allí nos recatamos, oh my God!

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