lunes, 1 de enero de 2007

Como el Rey...

Dicen que Alejandro Magno sentía debilidad por su tierra, y que la defendió y defendió... hasta hacer de su imperio, uno de los mayores de la historia. Una vez, un rey se casó con una joven princesa de esa tierra de Alejandro... Y hoy, como ya hice alguna vez, os hablaré de esa tierra y esas gentes, de esa historia y esos mitos, de esas sus gentes, de esta mi griega.
Sin duda alguna fué cuando la ví allá en un costado de su país roto y complejo de entender por extensión y por sus islas de nombres de leyenda, la vez que sentí que algo estaba cambiando. En un verano con el mundial de fútbol en el que su país no estaba clasificado pese a ser campeón de Europa, viajé para estar quince días por allí, ver el Partenón y esas cosas que salen en los libros. Si papa, si, ya ves... las matemáticas no sé si me habrán servido, pero de haber elegido griego, sabría algo más que un "partussa" y un "calimera, calispera, calinigta" o por lo menos así se dice. Y el caso es que ya fué durante varios días donde el sentir ese extraño del primer día fué haciéndose hueco, y dió paso a mi vuelta a mis Españas, a mi León. Mas corrían vientos de Noviembre y tuve un viaje a Italia. Vieron mis propios ojos la mole Vaticana, insulto a la pobreza defendida por la cristandad, los restos del Coliseo, hueco, vacío, sin el apogeo que tuvo en su día, pero viéndolo más gente previo pago, la tristeza del Circo Máximo en el que Benhur hizo sus pinitos... y otros tantos en Napoles, tierra que llevó a un Maradona a vestir su "celeste", y allí estaba ella, guapa, tremenda, como siempre, cada día más. Y entre cientos de personas, la besé. No sé cómo explicarlo. Si, podría ser normal, un beso y punto y coma, pero fué uno de tres puntos. Por eso se ha venido a ver mi Catedral, mi Basílica, mis calles, mi muralla... Vino a seguir la frase que dejamos pendiente en tierras de la bota, y hoy ella está aquí. Siete días aún nos quedan, para que ella vuelva a Dafnomili, así que voy a aprovecharlos. No sé cómo puede llamarse ésto, porque a unos dos mil quinientos y pico kilómetros no llegan muchos besos diariamente, pero bueno, algo hay, y podré contarlo en éste 2007, que hoy aprovecho a felicitaros y a desearos buena suerte y felicidad.
Lo que tenga que ser, será.

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