jueves, 7 de junio de 2007

Calor en el Norte

No hace mucho escribí unas líneas sobre la indecisión que ocupaba mi mente para con los días de éste verano si bien ahora se está ganando la credibilidad de ser verano, y no este frío y lluvia con que iniciamos Junio. El cambio climático está llegando. Se acerca sin apenas darnos cuenta, y al parecer los gobiernos no dan muestras de querer cambiar todo esto. Los dueños y responsables de una guerra fría en pleno deshielo se reunieron ésta semana para echarse en cara unos misiles y un “sigo siendo tu potencia enemiga”. Hablé con un amigo de toda la vida, que ahora saca sus últimos estudios en Dinamarca, y si bien aquí hace frío, en nuestra España soleada, de turistas y playas, allí fue él anteayer, en pleno Copenhague, en pantalón corto y sin chaqueta a la Universidad… Fue esto y una de las últimas oportunidades por no decir la última en los últimos dos años, tiempo en que Jorge ha estado en tierras normandas, lo que me llevó a tantear una visita. Punto y seguido, estaba confirmando el billete. Curioso y a la par extraño. Más caro es viajar de León a Madrid en autobús, que de Madrid a Malmö en avión. La vida no dejará jamás de sorprenderme, pues el día que deje, no será ya vida, sino muerte. Y es éste camino al que va la vida, ésta senda tortuosa, de humos y gases al exterior, la que podría llamarse Apocalipsis, y en buena parte diré, que tras Dinamarca y un campamento en León, Summer University de AEGEE incluído, inseparable en mi vida desde aquel viajecito a tierras de Alejandro Magno, bien conocido por postre de frutas variadas y una mermada y querente renacer Bulgaria (olvidada la idea de “Gran”), me sumergiré de nuevo en Grecia, volviendo a ver el ya familiar Licabetus, Acrópolis, viajando ésta vez a Corfü, que otros llaman Kerkira, y luego surcar el Mediterráneo hasta Patmos, allá donde San Juan, sin saber nada del cambio climático, escribió un fin del mundo, desde el propio Paraíso. Un regreso a León aguardando una llamada que finalmente me haga desempeñar lo que tanto trabajo me costó aprobar, y un verano resuelto, habiendo disfrutado con mis amigos allá donde no alcanza la razón de los que no salen de su casa, y sobre todo, echando de menos León, porque cuando más lejos estoy, más cazurro yo me siento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Vaya verano te vas a pegar!!

Anónimo dijo...

A ver los resúmenes y comentarios de esos viajes que te vas a meter para el cuerpo... qué envidia sana!!!