miércoles, 22 de agosto de 2007

Adios de Vytautas


Diremos que un día allá por el mes pasado, dejé de escribir mis aventuras y desventuras cotidianas en las memorias de Vytautas el Grande, venido a resurgir y a darse a conocer en estas tierras de mi mano, por un motivo particular cierto día antes de las primeras líneas, y buscando nombre a éste bendito blog, hayé el título perfecto. Mas fue este verano, en lugares sagrados, sacros y de buena diligencia del Señor, los que me hicieron preguntarme por la continuidad del mismo, o por el envío al destierro de este bueno y dar por cerrado un ciclo y empezar otro, que de igual manera, sirviese de modelo al segundo libro de mi naturaleza. Y vínome a la cabeza un artículo, que a nombre de un Rey de poder ser cazurro, pudiera copar el encabezado del nuevo blog. No sería crear otro, sino dar paso a una segunda entrega, por no colapsar uno y habiendo servido el primero de entreno y toma de contacto, y pudiendo ser el nuevo más riguroso, más serio, y digno, en ocasiones, de tertulias, debates y curiosas citas en otros de igual carroña, pues en todos ellos se destripan cosas pasadas, que caen y que gracias a esto no dejamos que mueran en el olvido. Habré alcanzado la máxima lectura de mis documentos con aquel “Como un comic” publicado el 22 de Mayo de 2007, refiriéndome a la campaña electoral. Muy grato me siento de lo parido, y asombrado en ocasiones del alcance de mis letras, pues en más de una región y país dejan verse, y pese a no tener demasiados comentarios y respuestas a vista de todos y publicados en mi blog, si que se me refieren de vez en cuando a nivel interno, en charlas, partidas de ajedrez, o bien tomando una cerveza, a aquel comentario que no entendieron, o que los hizo pensar, o vaya usted a saber. Respondía en tales "Jogaila", un primo encontrado en la wikipedia, R.I.P. de aquellos vendedores de enciclopedias que entraban en casa a través de la mirilla, un desastre social de la informática, ya se vió en "Torremolinos 73". De agradecer son los ánimos llegados desde Asturias, gracias a los dos, al Señor de Buridán y al Abuelo de las Batallitas. De buena manera también a mi sueño, a mi deseo, venido de otras tierras, por intentar traducir y entender lo que quiero decir, a veces en lengua antigua, o bien en intentos vagos de bable o gallego malo, que siempre quise hablar, y nunca puesto estuve, pues ya vienen vientos maños diciendo que de dónde “salí” (perdón, “he salido”). No es triste el adiós, porque ya luego escribiré desde el nuevo título, y mantendré, claro que lo haré, las entradas pasadas, para deleite de olvidadizos y afanosos de comparaciones. Recordar debo, que soy el mismo escritor, quizás más maduro, más serio en lo que digo, de más vivencias, y así deberé de serlo día a día. Pero bien he de deciros, que éste verano cavilé y razoné, disfruté y enfrenté a mis ideas por decidir un futuro, por desarraigarme en parte de unas raíces que alguien quiso podarme. De intentar un casi imposible por hacer y ser, por valer y valerse en donde lo fácil sería quedarse en casa, con una semejante y ser ya siempre de aquí, y sin intentar algo más difícil, quedarme y cerrarme al mundo, que como bien dijo Aldous Huxley, es feliz, sólo hay que buscarlo e intentarlo.