lunes, 7 de enero de 2008

Le llamaron para...

Le llamaron para unirse a un grupo de discusión. Le llamaron dos días antes, con lo que se aventuraba como algo serio. Algo de importancia. Lo comentó con su padre, y le invitó a asistir a esa serie de reuniones. En León no hay muchas, y quizás pensó que ahora, sin régimen que cancele éste tipo de encuentros, sería una oportunidad para seguir creciendo. Él antes no pudo hacer eso, e invitaba a su hijo a hacerlo. Así que el joven, llegado el día, contactó con otro que en una charla telefónica, le averiguó también como invitado. No era una presentación de libros, válgame que pocos escogen León para ello, y no habría cabida para la política, aún sabiendo que varios de los que allí estaban participaban de encuentros de jóvenes y redes políticas extendidas por la ciudad. Al ir viendo las caras intentó de descifrar los motivos y estudios de cada uno, y si ellos poseerían un blog mínimo o web de donde leer sus pensamientos tras el debate. Una cámara de video inmortalizó el evento, y con unas cervezas y unos polvorones, alternados con palomitas sin sal, y patatas y galletas de bote típico de cumpleaños empezó aquello que decaía más y más de aquella esperanza por ver algo de más consistencia que la que se presenció. Hacinados en una cocina de una casa pudiente del viejo reino, casi enfrente de donde estuvo encarcelado Don Francisco, (ese que nos hicieron ver que era amigo de Alatriste), por unas letras algo desafortunadas, nada mejor asimiladas que en plena batalla de las Dunas que llamaron, cerca de Inglaterra, entre españoles y holandeses en el transcurso de la guerra de los Ochenta Años… pero esa era otra guerra, ahora éstos la libraban contra una profesora de Económicas, como el otro, que en un festival satírico consiguió que el nuevo rey, Felipe IV, bajo su servilleta, leyese aquello de “Católica, sacra, real Majestad”, que enojó al monarca tanto, que lo envió a la torre aquella de donde dijo que León no era más que un río y cuatro casas, aludiendo al actual barrio del Crucero y Pinilla… Con lo cual, el debate sucumbió en el tiempo, siendo todos de la misma opinión y sin crear demasiada polémica. No había chicha. Sólo calma. Habrá que prestar atención a las páginas de Cultura, donde se ofertarán debates, charlas de poca trascendencia… pero poco a poco, ya que ésta batalla, la perdimos. Como España.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aguanta, no desistas. Vete a charlas de algún escritor, a alguna presentación de algún evento y escucha las charlas de inauguración... o cualquier cosa... incluso los mitines de diferentes partidos politicos ahora que llegan las elecciones. Luego piensa, recapacita y sacarás conclusiones.

Anónimo dijo...

Si que citan, en la pelicula de alatriste, el que quevedo está en la prisión de san marcos en león... creo que ahora es un parador... algo diferente a como seria antes no???
Algun dia tendre que ir por esas tierras del norte...