jueves, 3 de enero de 2008

Mi estanteria

He echado la vista atrás. Aquí, tras la silla que ya suena, que ya ruge, porque paso aquí más horas que en el salón. Aquí chateo, aquí leo, aquí estudio… Decidí olvidar la tele, ya en tiempos de cuidado de patio escolar, y sólo me aferré a la tele para ver las noticias de las 21:00 y alguna serie, que bien sería “Cuéntame”, o bien “Aída”. Nada más. No hubo siestas a no ser por estar malo, y sí hubo lecturas en el ordenador. Una completa gama de lecturas de noticias de todo tipo, pero de economía las menos, (aún así escuchabas al volver a casa por la noche la Brújula) por no entender mucho de números y haber sido toda tu vida de esos que dicen “soy de letras”. Aún así, hiciste Matemáticas II, que no griego, (vaya cosas) si, esas que son más fáciles… claro, por eso no me dan pie a ingenierías... Integrales, derivadas y su familia a partir de Noé, pues fue el primero que calculó, digo yo, un par de animales de cada especie, o el otro loco, Arquímedes, si, el de la bañera. Me gustaban más las historias de los matemáticos que las propias “matracas”. Aún así, y como mandaba Don Esteban Sánchez Álvarez, el gran profesor y único bueno a mi entender, en toda mi carrera, “hay que leer, hay que leer y hay que leer para saber de todo. Pocas cosas son más bonitas en la vida que dar respuesta a alguien que pregunta”. Por eso se inculcó en mí, día a día y con la edad, el valor de la lectura. Cayeron éste año varios libros, de grata lectura, y otros que dejé a media por aburridos, pero con deseos de retomarlos y acabarlos algún día, como si de una carrera se tratase, en la que luchas por llegar hasta el final. Releíste la Trilogía de “El Señor de los Anillos”, además de descargarte en vídeo las versiones extendidas, (cual friki) si, si, los tres más el “Silmarillion”. Si esto fuese poco, compraste “Los hijos de Húrin”, y te saciaste de Tierra Media, a sabiendas que dejaste la relectura de "El Hobbit" para otro tiempo. Quizás por eso te parecieron extensas las “Memorias de Idhún”, y quedó a medias... “Las Crónicas de Narnia” te parecieron para más niños, por eso no superaste el primer tomo, ni tragaste la película. No te gusta la gama de “Harry Potter”. Algo leíste tiempo atrás y nada como ver a un Ent hablando (ni el león, ni los de Hogwarts te conmueven). Quizás por eso compraste "El Bestiario" de Ferrer Lerín, pero ahí está, esperando que lo manosees y destripes. Llenaste, eso si, tu cabeza con elfos y leyendas, y releíste, hiciste bien, las “Leyendas” de Bécquer. Cuánta diferencia. Tu mundo se movió entonces a la época romántica, y “El Alcalde de Zalamea”, de Calderón de la Barca da nota de ello. Atacaste a su amigo, "El Capitán Alatriste", por fin, que tienes todos, pero que no sigues muy bien. El teatro te gusta, pero te llena, ya viste que con “Hamlet” y “El Rey Lear” fue suficiente Shakespeare para el 2007. Otro de años románticos como “Los tres mosqueteros”, de Dumas padre, te cayó en las manos tras ver de nuevo "El Hombre de la Máscara de hierro", y tras la de "Piratas del Caribe 3", te dio por “El Corsario Negro”, de Emilio Salgari (el de "Sandokán", pero demasiado pirata junto). Por confusión te llevaste a Grecia en uno de tus viajes de donde trajiste y fulminaste tu mente, “Mitología Griega” uno fino, “El Prisionero de Zenda”, pero te parecieron tantas casualidades en el libro de Anthony Hope, y todo tan previsto, que llegaste sin ganas al desenlace. Quizás algo de culpa la tuvieron “Los Viajes de los Argonautas”, las historias en “La Guerra de Troya”, o simplemente, la vida de Zeus, Hera y toda su estirpe. Aprendiste en desconfiar y releer buenos recuerdos por saber si ahora los ves igual que cuando son obligatorios, y al viaje de Noviembre te llevaste “Un Mundo Feliz”, de Aldous Huxley, porque querías recordar aquellas cadenas de montaje (¡Por Ford!). Visto el porvenir de los blogs, anotaste un par de ellos. El de César, “Las Batallas del Abuelo”, y el de Luis Simón, “Buridán, comentarios no demasiado íntimos”, con caída linkeada desde ahí, de vez en cuando al “Dura Lex” de García Amado. Agregaste a los primeros en tu blog, porque son realmente buenos, y cercanos. El otro es demasiado para tu "Ordoño IX, visiones de un rey sin Reino" que rebasó al primigenio "Vytautas el Grande". A modo de cartas y ensayos, leíste en las mañanas del campamento de verano en el Colegio “Los Idus de Marzo”, de Thornton Wilder, un repaso de unas cartas de Julio César hasta su muerte, para hacernos idea de aquella época de misterios, cicuta y apuñalamientos en el propio Senado, como en la película de “300”. Leíste también el cómic, con gran aceptación de las viñetas, incluso en Atenas lo tuviste en tus manos, como “Crónica de una muerte anunciada”, en griego, extraordinario, de García Márquez, que te situó en cualquiera de aquellos pueblos de Sudamérica, con muy buena lectura y con la muerte de Santiago Nasar sabida desde el comienzo. A España y a tu ciudad te trajo un relato de leyendas y pasajes de diferentes zonas de León, que García Trapiello juntó en el libro “Una ciudad de sotas, caballos y reyes” animado a ello por amigos tras hacer de guía en una reunión de escritores en la capital del viejo Reino. Por cómic continúas con la desgana por "Tintín" y te cebaste varios días con unos números de "Astérix", con recuerdo al viejo "Super Humor" de tu estantería, con varios de "Mortadelo y Filemón", "Zipi y Zape", "El Botones Sacarino" y "Rompetechos". En los últimos días del año, te las viste con un enigma en Milán, como aquel a principios del verano, y es que en “La Cena Secreta”, Leonardo de Vinci escondió unos enigmas que Javier Sierra describe de manera generosa. Ahora tienes en tu cabecera “La reina sin nombre”, de María Gudín, una de godos y bárbaros en tierras de Galicia y Asturias. Algo de eso que andas tramando en tu extraña cabeza y que día a día das más forma, pero sin saber si un día te levantarás y arrojarás todo al fuego de tu Monte del Destino particular (Pico Correcillas, aquel al que miras a lo lejos de León por ver que allí hubo también historia entre el frío y las nieves) o dejarás todo en Babia, (como los antiguo reyes de León), reposando del ajetreo de la vida. Lo que lees ahora te recuerda mucho al “Clan del oso cavernario”, “El valle de los caballos”, “Los cazadores de mamuts”… de la saga de “Los Hijos de la Tierra”. A ver si éste año se presenta tan bueno como el anterior y no hay que hacer mucha quema al estilo de “El Quijote”.

3 comentarios:

Luis Simón Albalá Álvarez dijo...

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1865_52_592119__Opinion-angustia-ante-mesita-trepadora

Pues ahí va un artículo no sobre lo leído sino sobre lo pendiente.

Anónimo dijo...

joer macho de donde sacas tiempo para leer? que es que no estudias o que jajaja
te recomiendo que no leas dragonlance que despues de leer a Tolkien nada le llega a los talones.
bueno un saludo.

Anónimo dijo...

Ya escribi hace unos posts y cada dia estoy mas convencida de que algún día leeré algo tuyo por un periódico y diré, a éste le encontré cuando escribía su blog... Bueno, he visto que no hay nada de la época de la guerra civil... Yo estoy ahora con la Enfermera de Brunete, de Manuel Faristany. Te lo recomiendo. Saludos.