lunes, 9 de junio de 2008

O Planetario


Tumbado y con presagios de entrar en lance... en sueño... Tumbado en aquel sillón, cómodo, junto a otra butaca que comía cada vez más tzatziki...

Tumbado y mirando un techo de bóveda, blanco y luego oscuro. Negro. Unos niños hablaban a la izquierda, pero como difuminada, la luz se evaporó. Pronto salieron las estrellas, y una voz de documental totalmente nos abría camino entre el cielo de España, de algún país de África, de Australia... Un documental sobre estrellas, sobre las luces del cielo, el espacio...

No pude quedarme dormido. El cuerpo lo pedía, pero estuve atento a todas cada una de las palabras... La rotación, fases de la luna, las estrellas... La historia del espacio. Copérnico, Galileo, cualquiera de los griegos... (Ella daba cabezazos).

Un paseo lento, agradable, tierno, de dulces líneas y sentidos...

Al acabar la película, pregunté incluso al guía... despejé algunas dudas, aprendí algunas cosas dentro de la inmensidad del espacio. Sin duda, era el colofón a un día repleto de museos. El acuario, el Domus, el museo de ciencias... ahora el Planetario... Que Hércules mate a un tirano o gigante y entierre su cabeza en un monte y para recordarlo mande construir una torre, un faro... bueno... allí a los pies, ayer estuvo otra griega. Y eso de que la torre de Hércules sea Patrimonio de la Humidad. Si, vale...

1 comentario:

El Abuelo dijo...

Comprendo perfectamente que no te durmieras, nada hay más bello y tranquilizante que comtemplar un cielo estrellado. Quizas solo es comparable con el ruido del batir de las olas en la costa y el aroma a mar en el aire. Tal vez tu, como yo, estemos más cerca de los Elfos de Tolkien que de los hombres. Seguramente no heredaremos la Tierra Media, y al final, nos temdremos que embarcar hacia las Tierras Imperecederas, con las estrellas alumbrando nuesto camino.
Sigues siendo un Maestro