domingo, 21 de octubre de 2007

Dios lo quiere

Hoy viene fuerte la prensa episcopal. Al parecer, Benedicto XVI, el Papa de los sombreros y cascos civiles, se ha reunido éste fin de semana con unos sacerdotes católicos, rabinos, ayatolás, que son los más altos poderes del mundo Chií… patriarcas, que son los descendientes de los doce hijos de Jacob, y zoroástricos, que hace años lo eran la mayoría de los persas, y ha comentado varias cosas que mi mente no alcanza a comprender. No sé si es que últimamente todo lo que se viste de sotana me cause réplica en mis discursos, pero decir que “las religiones nunca deben convertirse en un vehículo para el odio” me causa estrabismo mental. No hace más de dos días, me acerqué al mercado del libro usado, de segunda mano y algún chollo, típico mercado que plantan en León varias veces al año, y al que temo. Ésta vez cayeron seis libros. Sólo. Y uno de ellos, quizás el menos novelesco y más informativo, en ese afán de aprender por mi mismo (cual Miguel Hernández, sin poder estudiar y sin ovejas) ya que el saber no ocupa lugar, llevaba por título “Las Cruzadas. 200 años de guerra por la fe”, de Sergio Gaut Vel Hartman. Diré que aún no empecé a leerlo, ya que el fin de semana me llevó a tierras Cántabras, tierras de Júbilo, y las andanzas y desventuras del que escribe lo ocuparon las 24 horas. Pero viendo hoy esto, creo que significará que hoy, el cartón de marcar página, caerá en él. Unas guerras impulsadas por el Papado. Un afán de reconquistar territorios que perdieron a manos de musulmanes de Siria, Palestina y Turquía, que a día de hoy está calentita, benditos los aegeeros al Ágora de Eskisehir. Un sentimiento de expansión guiado por los papas, por la religión en un intento de expansión tras la caída del Imperio Romano de Occidente. Un antecedente del colonialismo europeo en América y un sin fin de enfrentamientos, guerras, combates, muertes, desgracias, masacres y alianzas, que no dieron al viejo continente más que una falsa unidad de nobles y caballeros tras el espejo de un deseo, un objetivo: Trasladar la fe a la Jerusalem ocupada “porque Dios lo quiere”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu tenías que haber estudiado historia, o hº del arte cacho mamon!! Y si anduvieras listo igual podias hacerlo aun... aunque te lleve tiempo!! Te lo dice alguien que te quiere bien...

Un besin

PD- y mañana como la moñoños!!