miércoles, 26 de octubre de 2011

Glam o el teatro del esperpento


En un pub que aparenta ser teatro, con adornos rimbombantes, lámparas de ensueño y camareros de portada, se aglutinan los famosos y los casposos, los chulos de gimnasio y amantes del bótox. Los soplagaitas niños de papá, altos y chulos, las putas y risueñas seguidoras de esos que aparentan llevar unos cuantos euros en los bolsos y un coche en un parking cercano.

Un DJ sumido en éxtasis, peloteros a su entorno que presumen de pelo engominado y corte a la última se acercan aconsejando al colgado de cómo barrer una pista y que aquello suene que lo flipas.

Un salón abarrotado, sin encontrar salida de emergencia, con varios peldaños al fondo al que se suben y presentan los chulos más chulos para divisar y otear alguna presa tonta de esas chupapajitas y copa invitada. Barras allí y aquí, con escotes sin pausa que se inclinan sirviendo copas caras causando el delirio de los más gilipollas de la ciudad.

Arriba al menos está la calma, una sala pequeña, con un camarero pincha discos que te sirve tranquilamente haciéndote olvidar la marabunta de termitas masca chicles que te espera en la bajada.

Los baños son el inframundo. Un sótano tenebroso y frío, con vigilantes chuleros que esperan comer con la mirada a las muchachas, porque se dejan sobar también así, y baños de pared que ponen tu culo al abismo de la locura. Y es que hasta las más guapas van al baño y no sólo a colocarse el sostén, los clínex bajo el sujetador y repintarse unos ojos que llevan unas lentillas que bien fueran gafas de culo de vaso.

El telón de entrada, controlado por grandes horas de gimnasio, aguarda expectante el pago de un diezmo por el acceso al circo y una copa que mientras se sirve te trasladará a la profundidad de un top cañero o una camisa medio abotonada, con un pecho robusto y depilado. Allí al lado, el vomitorio de salida, que escupe lo que queda de ti, tras haberte rozado, sentirte sobado y casi violado desde el momento que dices “me voy” hasta que sales y hueles el kebab de al lado.

1 comentario:

sonia ducal dijo...

¡La pura realidad!