martes, 9 de octubre de 2012

Lo de usar el deporte con fines políticos me da asco



Publicado en http://www.diariodigitaldeleon.com el 08/10/12. Savia nueva. Óscar Ronda Prieto. 
Dicen “Más que un Club” pero no… en política no… El Barça de mis amores, equipo de veteranos y noveles pese a lo que dicen los cánticos merengones me atrajo desde niño. Unos dicen que por los chuches que me compraba mi abuelo. Otros que por llevar la contraria a mi padre. Fuese lo que fuese, más me tiraron desde pequeño esos colores sufridos azul y grana, que otros que llevasen blanco. Y fue así como poco a poco me ilusioné con aquel gol de Koeman, justo cuando empezaba a enterarme de las cosas y a tener recuerdos de los que hablo hoy en día. Eran tiempos de un Bakero melenudo, Zubi, Nadal (de aquella era el único), Abelardo, Ferrer, Beguiristain, Goicoetxea, aquel tío de Puente Castro, Juan Carlos, un joven Sergi, un viejo Alexanco, Guardiola con pelo, Estebaranz, luego Óscar y Roger, y otro que había visto por Villaobispo, Cembranos. Y aquellos otros extranjeros de cuando la Ley Bosman, aquel belga exalcohólico que revolucionó el fútbol en los tribunales. Koeman, Witschge, Laudrup, Popescu, el macarra Stoichkov y el pequeñito Romario. Todo eso me hacía ser más y más culé. Los chupachuses de Cruyff con Rexach siempre colorao al lado... Aquellos partidazos contra el Atleti, maldito Pantic…

El Barça de basket, de atletismo, de ciclismo, de hockey. De voley, de balonmano, patinaje artístico… Todo eso me hizo creer en que había elegido un gran equipo. Más que un Club, sin duda. Así crecí y superé los años de alirones madrileños mientras sumaban alguna Copa de Europa ahora Champions, y llegó la mejor etapa del club más grande de Barcelona.

Ser de un equipo es sentir los colores. Alegrarte si ganas. Estar triste si pierde. Cada cual llevándolo al grado de forofismo que quiera o bien su cuerpo aguante. Yo duermo a pierna suelta cuando mi equipo pierde, al igual que cuando gana. Pero por dentro hay un puntín de alegría, nada más.

Ser leonés es tener que elegir un equipo de fuera de aquí. Pocos cazurrones, por muy cazurrones que seamos decimos que nuestro equipo es la Cultural. Quizás si estuviésemos más arriba la cosa cambiaría, pero es triste, sí, es triste. Aún así, jugando el Barça contra cualquier equipo de mi tierra deseo la victoria del que tengo más cercano, porque sí, por salir en el mapa, porque podemos sentarnos enfrente de un grande y quizás ganarle. En balonmano es posible. En el resto… no es imposible.

El deporte es deporte, y cuando la política, salpicada y denunciada, en el punto de mira y observación, fuente de críticas de los últimos tiempos recurre al deporte me da asco. Asco, nada más. Que los catalanes se quieran independizar, pues bien, que hagan lo que quieran. Ellos no se pronuncian ante las peticiones de reconocer a León como región y por tanto autonomía así que no voy a meterme en sus asuntos. Si cada cual va a lo suyo, a mí que me dejen en paz. Sólo pido que dejen el deporte a un lado. Que los directivos del FC Barcelona utilicen el club para sus fines políticos es más asco. Que la gente que representa al equipo y club que sigo desde pequeño alienten fines políticos es un motivo más para que deje de gustarme el club y sentirme engañado y utilizado. Yo soy del Barcelona. De lo que es el Barcelona. No comparto su ideología política de los últimos tiempos ¿por qué tienen que volcarse con la política? Si se independizan, el Barça jugará en otra Liga, la catalana, y yo seré el primero que sentiré mayor pena al verles jugar en otra competición que no es la mía. Será entonces cuando tenga que buscarme otro club al que seguir. Otro que aliente mis pasiones futboleras. Quizás para entonces la Cultural sea algo más que un equipo de 3ª con un estadio de 1ª… Sólo nos queda el Ademar, qué pena…

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