Una tipa espigada, alargada como una sombra muestra un vestido horroroso que marcará tendencia en la pasarela madrileña mientras enfrente, los trabajadores de una de las empresas de la Nueva Rumasa hacen horas a las puertas de su fábrica, esa que les da el pan para vivir, en silencio, sin trabajo, a la espera de lo que acontecerá en la vuelta a la palestra de la familia y empresario de la abeja. Mourinho, por su parte, da vueltas a la cabeza sobre el once de éste fin de semana, y quizás dará descanso a Cristiano, que puede que esté cansado, pobre. El Gobierno, al final, da seis meses más a las cajas y bancos para que recoloquen sus ahorros y Sortu parece que será noqueada.
Viene el fin de semana y lo que seguro que no veremos será a Cristiano a la puerta de una fábrica de chocolate como quien no sabe si el lunes habrá de volver para poder trabajar, o a la conejita desfilar por la pasarela de los gatos pese a ser fashion week, o a un árabe pujar por la foto del alemán del principio, metiendo el dinero en una caja o banco y haciéndolos llegar a los objetivos del Gobierno. O a los de Sortu ver tranquilos el partido de Gasol después de llevar a sus hijos al cine a ver a los de Yellowstone. Las noticias son las que son, y cada cual tiene sus cosas y problemas, y aunque Gadafi y Silvio se apoyen mutuamente, ambos tienen dos papeletas que resolver, dos problemas y asuntos diferentes, pero ¿quién valora y decide qué es importante y qué no lo es?
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