jueves, 29 de noviembre de 2012

La claridad... ¿qué es la claridad?




No entiendo el titular que habla de “la claridad de Castilla y León”, ni cuando dice que “obtiene mejores resultados en información sobre la Comunidad, las relaciones con los ciudadanos y la documentación económico-financiera”. 

Ahí justo ahí, cuando se entregan 11 o 12 millones a fondo perdido a ese engaño a los cazurros en tierras pucelanas de Renault. Cuando se dan tortazos por los parches que hicieron en el Hospital de León. Cuando la ULE anuncia que cerrará la Escuela de Minas y dará traslado a sus estudiantes a la Facultad de Ciencias del Trabajo, que a su vez catapulta a sus estudiantes a la de Derecho porque sobran sillas... cuando allí estudió ZP y debería ser aliciente, o quizás sea por eso… Cuando ya tenemos en León “la casa cerrada del Estudiante” y el Rector sigue recogiendo premios…

No entiendo por qué nos quedamos sin estación de Renfe, que teníamos una grande, aunque vieja, nos ponen un cubo a la espera de una mayor, y aun así nos dicen que ojo a la integración, que en León seguiremos entrando de culo y perdiendo tanto tiempo que no merecerá la pena pasar por aquí en largos trayectos, que mejor que no. O ese aeropuerto, el más grande de la Comunidad, al que ponen tantas trabas.

Quizás la transparencia sea porque se venden los restos del incendio de los montes del Teleno a bombo y platillo, o porque dos cajas de diferentes provincias se juntan perdiendo la Comunidad ambas entidades. Puede que sea porque el queso Valdeón lo llaman “castellano” en una (y no dos) tierras de sabor. A lo mejor es porque los niños ven en sus libros de Conocimiento del Medio que ya había trogloditas pintando la bandera de la Comunidad, o porque más adelante no encuentran las murallas leonesas entre las murallas romanas de la Autonomía. Quizás sea porque quieren hacer de Villalar una fiesta común, o cualquier día propondrán a Genarín como héroe pucelano; que esa “y” conjuntiva conduce al engaño, que no es “guión” como en la Mancha y que por no andar con rollos se canta el primer nombre y se olvida lo demás. No interesa, se borra, se pierde… se modifica poco a poco, desde abajo, en la escuela, porque así los próximos ciudadanos de Castilla dirán que aquello de León era cosa de sus abuelos.

Quizás por eso no entiendo lo que dicen. Quizás sea porque a mi me educaron de otro modo, o porque escuché a mis mayores hablar de una “tierra prometida”, de una cazurra “Utopía”. La Educación… ayyy siempre la Educación. Tan importante y tan masacrada… ¿A qué se refieren con la claridad? Porque hace tiempo que no existe.

Quizás el titular sea porque mis amigos tienen que irse a Madrid o a otros lugares y sí, es una realidad, y sí, nos informan de ello, porque no les llega el sueldo, porque están cansados de pasear por Ordoño con una carpeta bajo el brazo, repleta de currículums. Cada vez quedamos menos jóvenes, con lo que las relaciones son más cercanas, como en los pueblos, donde todos conocen a todos. En breve empezaremos a ponernos motes y a jugar la partida en los bares. ¡Saquen la silla a la puerta, señoras, que hoy es tarde de punto y cinquillo!

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