martes, 26 de febrero de 2008

Nunca llueve a gusto de todos


Hoy acabamos (casi) la materia del curso de Auxiliar de vuelo. (Sólo quedan un par de temas de "Factores Humanos", pero mañana estará cerrado el asunto). Con una hora, bastó para cerrar el libro de “Normativa de Aviación Civil”, y pronunciar el profesor las palabras: “Venga, podéis estudiar”.

Mis compañeras y yo, discutíamos a veces de la dificultad del curso, por no tener tiempo de estudiar. Trabajando por la mañana, de 17:00 a 21:00 en clase, y por la noche, cansados, no nos apetecía… y ahora, que el profesor nos ofrecía tres horas para estudiar, repasar, y hacerle preguntas de normativa, no podíamos concentrarnos. La una subiendo al baño, saliendo a llamar por teléfono. La otra comiendo golosinas y resoplando en cada página. El profesor, escribiendo unas cosas, y yo, tratando de concentrarme en ese ambiente anti-estudio.

Se quejaron ellas, después de cuatro o cinco minutos de calma relativa, de la mala concentración en aquella sala ambientada en “Cuéntame” donde tenemos la mayoría de las clases… Reían, bromeaban, la otra seguía resoplando más y más, cada vez dejándose ver más y más molesta y enfadada con el profesor, con el libro... con todo. La otra estaba destripando su móvil, con la batería y tarjeta sobre los apuntes… Gominolas de colores a la cabecera de la regulación de la OACI, el bolígrafo cruzado sobre el origen de AENA…

Las palabras mágicas fueron, "Podéis marchar ya…" a lo que siguió una espantada general, con una más que triste cara del profesor por pensar que no íbamos a aprovechar el tiempo, y unas compañeras, que si bien una decía que tenía ganas de ir de compras, la otra sólo pensaba llegar a casa para dormir… Yo tengo aquí delante los dieciocho anexos del Convenio de Chicago de 1944… habrá que ponerse a ello tras meditar lo mucho que la gente protesta por algo, y cuando lo obtiene, se calla y busca otros motivos de queja… ahora que hay tiempo para estudiar, no había ambiente de estudio…

1 comentario:

Luis Simón Albalá Álvarez dijo...

Hablando de la normativa de la aviación civil, hablo de memoria, en Derecho siempre se cita la Ley de Navegación Aérea de 1964, que estableció una responsabilidd objetiva, abriendo un camino a la jurisprudencia de la responsabilidad civil. En cristiano quiere decir que quien por tener un negocio origina un riesgo, debe cargar con la responsabilidad que de esa actividad se derive, aunque en ese caso concreto no se haya demostrado culpa. Eso redondeando. A partir de ahí se estableció una resp. objetiva para la circulación, el seguro obligatorio, etc.
Otro caso curioso relacionado con el derecho, es dónde se registra una muerte en pleno vuelo, como ocurrió a Mary Sampere volando de Madrid a Barcelona o viceversa.
Disquisiciones jurídicas de poca monta.