viernes, 15 de enero de 2010

Benvenuto a Terrinca

Terrinca viene a ser un pueblo más, incrustado en una montaña más, de una región más, de un país más… Terrinca nunca dejará de ser Terrinca por que yo lo escriba unas líneas, o porque haya decidido titular así este nuevo blog. Terrinca seguirá siendo Terrinca con la llegada de otro alemán caído a la nada, o las canciones de un viejo callado con años atrás en la mar.

Terrinca es Terrinca. Se levanta pronto, al alba mirando al cielo, sabiendo que a sus espaldas olea el Tirreno y al frente mueven el muslo los Apeninos.
Terrinca huele a humo de leña, a piedra y asfalto, a polvo de mármol, a paz. Terrinca es un cacho de cielo que pende hacia un valle con fin en Pontestazzemese… con fin en Roma. Motoretas de Piaggio y algún bus matinal caen por las curvas alegres convertidas en siniestras cuando el sol se esconde por las minas que dieron ser al David más visitado.

La lluvia en gotas gordas, o el sol en pleno julio hacen de Terrinca el descansillo hacia el Cielo. ¿No sería este, acaso, uno de tantos Paraísos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

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